Monet, nacido en París pero criado y educado en el puerto de Le Havre, es uno de los más reconocidos creadores dentro de este grupo, entre los que también se incluye a Renoir, Cézanne, Degas, Pissarro, Sisley, Gauguin y Van Gogh (y muchos otros de varios países de Europa), que además fue de los más combativos y exaltados a la hora de defender y explicar sus propuestas visuales. Comenzó muy joven como caricaturista, y a los 20 años regresa a París para convertirse en artista a tiempo completo. Estudia en la Academia Suisse, y a finales de la década de1860 conoce a los que van a ser sus amigos en el movimiento impresionista. Queda impactado por la obra de Manet, y en 1865 y 1866 forma parte de importantes salones de exposiciones, aún sin estar totalmente apegado a los gustos clásicos de la época. Justamente esa rebeldía es la que en pocos años le va a apartar de las exposciones acedémicas, y entre 1867 y 1872 consolidará su estilo personal, en el que los colores, las luces y las pinceladas privan por sobre la línea y la geometría.
En 1874 se produce la primera manifestación "oficial" del impresionismo, que fue la exposición organizada en el estudio del fotógrafo Nadar, al margen del Salón Oficial francés, por un grupo de pintores cuyas obras motivaron el rechazo generalizado de la crítica y del público. Ahí el cuadro Impresión, sol naciente motivó la denominación "impresionismo", acuñada con intención peyorativa por el crítico Leroy. Esta primera muestra fue el punto de llegada de un período de formación iniciado unos quince años antes por el grupo de artistas amigos de Monet (Pissarro, Cézanne, Guillaumin, Renoir, Sisley, Bazille) quienes, interesados en romper con los planteamientos pictóricos tradicionales y a partir de las innovaciones de algunos paisajistas revolucionarios (Turner en Inglaterra, Corot en Francia, la Escuela de Barbizon), se centraron en la pintura al aire libre y buscaron plasmar de la luminosidad de los paisajes y de las figuras humanas en siluetas y colores.
Esta "Impression, soleil levant" (relativamente pequeña, de 48 cms. de alto por 63 cms. de base) terminará siendo el epítome de la pintura impresionista. La hizo el autor en una estadía en Le Havre, y se refiere justamente a una mañana en ese puerto francés. La bruma, la coloración de la atmósfera, los barcos y la línea del horizonte son el tema central, y se reflejan ahí las impresiones que esos elementos causan en el espectador. La figura humana está apenas esbozada en los remeros del bota en el primer plano, en tanto el sol rojo es el punto focal de la composición. Hay una síntesis, una forma de abstracción espacial que genera la atmósfera del amanecer, y casi se puede oir el mar y oler el salitre del puerto.
Indudablemente hay también otros cuadros del período impresionista (incluyendo otros de Monet) que han influído en la estética de los últimos 100 años, pero esta primera impresión la que marca un hito en la pintura occidental moderna, y se sigue viendo tan impactante hoy en el Museo Marmottan de París como cuando se expuso por primera vez.
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