"Kant distinguía dos especies de sublime, matemático y dinámico, lo inmenso y lo poderoso, lo desmesurado y lo informe.Ambas tenían la propiedad de deshacer la composición orgánica, una desbordándola, la otra quebrándola. En lo sublime matemático, la unidad de medida extensiva cambia tanto que la imaginación ya no logra comprenderla, choca con su propio límite, se anonada, pero da lugar a una facultad pensante que nos fuerza a concebir lo inmenso o lo desmesurado como todo. En lo sublime dinámico, es la intensidad la que se eleva a una potencia tal que ciega o aniquila a nuestro ser orgánico, lo deja aterrorizad, pero suscita una facultad pensante por la cual nos sentimos superiores a aquello que nos aniquila, para descubrir en nosotros un espíritu supraorgánico que domina toda la vida inorgánica de las cosas: entonces ya no tenemos miedo, pues sabemos que nuestra destinación espiritual es lisa y llanamente invencible".
Aclara Deleuze que esta óptica de lo sublime es distinta a la visión francesa contemporánea, centrada en la naturaleza y lo sensible, que a su vez será una visión diferente a la que propongan los expresionistas alemanes doscientos años más tarde.
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