Para concluir esta serie de entradas en el blog sobre el tema de la inteligencia humana, me voy a referir a otras propuestas de estudio y definición que han abordado este tema y nos dan visiones diferentes a las que ya traté en los posts anteriores. Son, por ejemplo, las ideas del psicólogo estadounidense, nacido en 1949, Robert J. Sternberg, profesor de la Universidad de Yale, quien formuló su Teoría triárquica de la inteligencia de 1985 para establecer tres categorías que describen la inteligencia como un todo.
Así tendríamos una Inteligencia componencial-analítica, que abarca la capacidad para planificar, ejecutar y el logro del conocimiento; la Inteligencia experiencial-creativa, que es la habilidad fundada en la experiencia para tratamiento de la novedad y la automatización de procesos; y la Inteligencia contextual-práctica, relacionada con la conducta adaptativa al mundo real.
Para Sternberg la inteligencia es la actividad mental dirigida hacia la adaptación intencional, selección o transformación de entornos del mundo real relevantes en la propia vida, lo que significa que la inteligencia es cuán bien un individuo trata con los cambios en el entorno a lo largo de su vida. En resumen, La teoría de Sternberg propone tres tipos de inteligencia: analítica, creativa y práctica. Cada uno de estos tipos conforman tres subteorías parciales que se complementan entre sí: componencial, experiencial y contextual.
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