En la publicación anterior estuve comentando el artículo de investigación de la profesora colombiana Maritza Rengifo-Millán, del año 2015, titulado La globalización de la sociedad del conocimiento y la transformación universitaria, en el que estudia la realidad de las universidades en latinoamérica respecto de la globalizan y la sociedad del conocimiento. Como vimos, primero destaca las realidades que han confrontado las universidades en las últimas décadas, y establece la pertinencia de esta institución en el mundo actual.
Después de este análisis, como ya lo reseñé, llega a interesantes conclusiones, revisando las diferencias y similitudes entre las universidades de América Latina y otros países considerados desarrollados. Maritza Rengifo-Millán pone como elementos metodológicos de su análisis, los siguientes puntos a) la transformación universitaria en los países desarrollados, donde la educación superior ha promovido una alta competitividad en lo que respecta a la financiación, la gestión institucional y la reforma curricular en las universidades; y b) las presiones gubernamentales, porque las universidades europeas son presionadas por sus gobiernos y sociedades ante los desafíos de la globalización y el desarrollo económico actual.
Destaca entonces los avances y realidades de la transformación universitaria en América Latina. La financiación que predomina en la educación superior pública es el presupuesto negociado con el Estado, y en la privada, el pago de matrícula. Pero en varios países se aplican planes de becas. En muchos casos la gobernanza se ha visto bloqueada para promover cambios, lo que ha debilitado el sistema universitario y sus recursos. Una de las razones del rezago latinoamericano es el escaso peso de sus industrias y servicios en tecnología y conocimiento. A pesar de los avances económicos en los últimos años, el principal elemento diagnosticado es la desigualdad en los países de América Latina. La baja productividad, los ingresos limitados y la poca oportunidad de participación de la ciudadanía, especialmente de los sujetos jóvenes en la actividad económica y política, afectan una dinámica de transformación.
Esto la lleva a varias consideraciones. En los países europeos se ha dado el debate sobre la gobernanza institucional, fomentando la capacidad de autorregulación mediante un cambio de paradigma de los profesores y profesoras, a fin de de hacer incluyentes los procesos de reforma. En cambio, en latinoamérica existe una cierta frustración, porque los impactos de las políticas regulatorias con ansias transformadoras no han tenido la intensidad esperada.
En América Latina, la falta de convergencia en las políticas de educación superior y la influencia de modelos heterogéneos en la región, explican el bajo impacto de la transformación para dar respuesta a la globalización en la sociedad del conocimiento. El fenómeno de la transnacionalización y la virtualización de las universidades, propio de este momento, ha traído la aparición de las denominadas “seudouniversidades” -instituciones sin soporte académico y algunas desconocidas-, que ofrecen entrenamiento especializado en una variedad de áreas. El fin último de éstas es el ánimo de lucro, lo que afecta a la calidad y a latinoamérica, en particular, a su matrícula.
Para liderar el necesario proceso de innovación, la universidad latinoamericana requiere de una reforma permanente basada en una voluntad política de cambio y en un proyecto institucional sólido, que comienza con la redefinición de su misión y su visión. Concluye la autora: "El objetivo es avanzar hacia la gestión estratégica en la agenda de la transformación de la universidad contemporánea, como respuesta a su participación en los procesos del desarrollo global".
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