Hablar de la inteligencia implica referirse a un tema amplio, complejo y muy interesante. Vivimos en un mundo digital, donde nos asombramos de la Inteligencia Artificial, pero aún no sabemos bien en qué consiste la inteligencia humana. Muchos científicos, psicólogos y profesionales de distintas áreas se han dedicado a estudiar este asunto y los resultados y conclusiones son tan amplios como polémicos.
El jurista, político, filósofo, escritor y orador romano Cicerón, en el siglo I a.C. fue quien introdujo la palabra inteligencia para describir el concepto de capacidad intelectual; ésta proviene del latín intellegere, inter “entre” y legere “leer, escoger”, por lo que etimológicamente la palabra inteligencia significa “saber escoger algo”. En general se habla de inteligencia cuando nos referimos a la capacidad mental general que, entre otras cosas, implica la facultad de razonar, planificar, resolver problemas, pensar de manera abstracta, comprender ideas complejas, aprender rápidamente y aprender de la experiencia. Ciertamente va más allá del aprendizaje en libros, o de tener una habilidad académica para tomar exámenes. Más bien, refleja una capacidad más amplia y profunda para comprender nuestro entorno: es entender, dar sentido a las cosas o descubrir qué hacer en ciertas circunstancias.
Individualmente las personas se diferencian entre sí en sus modos de comprender, interpretar y enfrentar la realidad. Difieren entre sí en su capacidad para comprender ideas complejas, para adaptarse eficazmente al entorno, para aprender de la experiencia, para participar en diversas formas de razonamiento, para superar obstáculos al pensar. Es decir que hay niveles distintos o maneras distintas de inteligencia. Decenas de autores, de distintas ramas del conocimiento, han definido en el último siglo la inteligencia desde diversos enfoques.
El concepto de inteligencia está muy ligado a términos como capacidad, aptitud, habilidad o destreza. En el campo de la psicología se han elaborado definiciones bajo diversas perspectivas, tales como la psicología experimental, psicología diferencial y la psicología genética. Inclusive se habla de tipos de inteligencia, que abarcan la creatividad o la emocionalidad, por ejemplo, que pueden ser entendidas de manera diferente, aun estando las diversas concepciones conectadas entre ellas.
Según eso, se tiene por un lado, la inteligencia Natural o inteligencia A, es una disposición biológica e innata del individuo que constituiría el núcleo básico de la inteligencia. Por otro lado, la inteligencia Social o inteligencia B, cotidiana, observable a partir del comportamiento. Finalmente, la tercera concepción hace referencia a una inteligencia Psicométrica o inteligencia C, establecida a partir de su evaluación con test psicológicos. A esta medida se le llama CI, Coeficiente Intelectual, que se trata de un estimador parcial de la capacidad del pensamiento y el conocimiento. Pero por supuesto, estas delimitaciones ni son claras, ni definitivas, ni aceptadas totalmente. Estas diferentes visiones se abordan en las siguientes publicaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario