Se entiende por prospectiva al estudio de las causas técnicas, científicas, económicas y sociales que aceleran la evolución del mundo moderno, y la previsión de las situaciones que podrían derivarse de sus influencias conjugadas. La prospectiva puede aplicarse en ámbitos como la ciencia, la industria, la demografía, la sociología, la economía y por su puesto, la tecnología. Con ello se busca analizar fortalezas y debilidades, o identificar nuevas líneas de progreso por científicos, tecnólogos, dirigentes políticos o empresariales.
Un estudio de prospectiva implica una combinación de técnicas muy diversas, que normalmente se clasifican en:
Métodos Cuantitativos: entre estas técnicas se encuentran la extrapolación, la teoría de sustitución, los sistemas dinámicos de simulación, los modelos econométricos, los métodos causales, los indicadores correlacionados, las listas de tecnologías críticas o clave, etc.
Métodos Cualitativos: se encuentran la aplicación del pensamiento intuitivo y los métodos exploratorios, normativos e interactivos.
En particular la prospectiva tecnológica o perspectiva tecnológica es el proceso sistemático que analiza el estado actual y las perspectivas de progreso científico y tecnológico para identificar áreas estratégicas de investigación y tecnologías emergentes en las que concentrar los esfuerzos de inversión y así obtener los mayores beneficios económicos y/o sociales.
La prospectiva tecnológica pretende dotar a las organizaciones de información sobre alternativas de futuro y proporcionarles información probabilística sobre la verosimilitud de estos avances. Todo ello, con el objetivo de que puedan tomar las mejores decisiones y desarrollar las estrategias más correctas. Estas estrategias incluyen tres categorías: tecnologías claves, de base y emergentes, que veremos en la próxima entrada.
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