En un texto de 2013, el investigador argentino Federico Luis Abiuso, trabaja el tema de "ir al cine con Foucault", esto es, revisar al cine como memoria de la sociedad según una reflexión teórico-política de la subjetividad. Ya aquí en el blog he citado al notable filósofo francés Michel Foucault (1926-1984) sobre otros aspectos de la cultura, la sociología, la lingüística, le estética, la comunicación y la filosofía. Él también ha hecho algunas observaciones sobre el cine, desde su aspecto sociológico. Foucault afirma que el cine es una manera de recodificar la memoria popular. Esta constituye un fuerte factor de lucha. Si se tiene la memoria, se tiene la experiencia, el saber de las luchas anteriores; todo lo cual constituye un gran factor de enseñanza en el presente.
Federico Abiuso hace un análisis de los comentarios del Foucault sobre algunos filmes que tocan ciertos puntos específicos, como la guerra, la resistencia y el conflicto político y social en el siglo XX. Esto le plantea varios interrogantes a Foucault en relación con este tipo de películas y con respecto al cine en general. Uno de ellos es formulado de la siguiente manera: ¿es posible hacer un filme positivo sobre las luchas de la resistencia o de la guerra en general?. Foucault concluye que no; pero esto plantea a su vez el problema del héroe positivo, de un nuevo tipo de héroe. Frente a esto, el filosofo francés dice que no se trata del problema del héroe, sino que es el problema de la lucha. En este punto, y enfocándose en la relación entre las luchas y el cine, Foucault hace un interrogante fundamental: ¿Puede hacerse un filme de lucha sin que existan los procesos tradicionales de la glorificación de los personajes? Es una cuestión interesante.
Abiuso afirma que esa es una reflexión importante acerca de la forma de narrar luchas en las películas; una reflexión que invita o propone que la pensemos y que busquemos una alternativa a una historia contada en términos de héroes. Dice: "Pues ese tipo de historia, que casi siempre coincide con una historia contada en términos de grandes acontecimientos, deja muchas cosas -pero sobre todo, luchas- en el olvido. Es la tarea del genealogista hacer reemerger lo que la historia, con sus campos de luchas ha dejado en la oscuridad".
Luego en su texto, Federico Abiuso aborda el análisis de otras películas sobre las que Foucault ha comentado y analizado, siempre desde sus puntos de vista, expresados en sus libros (como el caso de Vigilar y castigar). Un ejemplo clave tiene que ver con el asilo mental y psiquiátrico y su manejo cinematográfico. Es esta realidad la que Foucault analiza desde el costado teórico-conceptual y la que puede profundizarse a partir de ver estos filmes, en la medida en que da de cuenta algunas de las principales características, y mecanismos, que tienen las instituciones asilares y de reclusión. Y en este sentido, arrojan luz sobre un tema que, a simple vista, parece ser bastante oscuro. Este es un aporte notable del cine a la comprensión de estas realidades.
Así como el cine nos invita a ver en algunas películas los modos a partir de los cuales los sujetos se constituyeron como tales, también nos invita a vivir una experiencia subjetiva con las películas. Hacia esa reflexión se dirige Foucault en una de las entrevistas recopiladas en Foucault va al cine, libro de Patrice Maniglier y Dork Zabunyan, de 2011, que sirven a Abiusio para sustentar sus interpretaciones: una relación entre la pantalla y uno mismo tomar como punto de partida la noción de inquietud de sí, el hecho de ocuparse de sí mismo, de preocuparse por sí mismo. Esta noción engloba las siguientes cuestiones. En primer lugar, el tema de una actitud general con respecto a sí mismo, con respecto a los otros, con respecto al mundo; en segundo lugar, es también una manera determinada de atención o de mirada sobre uno mismo; y en tercer lugar, designa una serie de acciones que uno ejerce sobre sí mismo: "acciones por las cuales se hace cargo de sí mismo, se modifica, se purifica y se transforma y transfigura", en palabras de Foucault. Y esta reflexión cierra con una pregunta: ¿no sería el cine un modo de realizar las transformaciones necesarias sobre uno mismo para acceder a la verdad?
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