Como he estado mostrando en las publicaciones anteriores, sobre la definición, concepto e idea de inteligencia (sobre todo la inteligencia humana) hay muchas propuestas y aproximaciones. Una de las proposiciones más recientes es la que planteó el psicólogo, periodista y escritor estadounidense nacido en 1946, Daniel Goleman, a quien ya he nombrado en este blog, que es la de "inteligencia emocional".
Él publicó en 1995 el libro Emotional Intelligence (Inteligencia emocional), con el que alcanzó fama mundial; si bien fueron Peter Salovey y John D. Mayer quienes acuñaron la expresión "inteligencia emocional", en 1990. y anteriormente, el psicólogo Edward Thorndike, había manejado un concepto similar en 1920, el de "inteligencia social", fue el texto de Goleman el que logró difundir y masificar esa idea y ese término.
Para Goleman la inteligencia emocional es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos y la habilidad para manejarlos. Considera que la inteligencia emocional puede organizarse en cinco capacidades: conocer las emociones y sentimientos propios, reconocerlos, manejarlos, crear la propia motivación, y manejar las relaciones. Goleman enseña que la inteligencia emocional es la capacidad que el ser humano tiene para decir las cosas en el momento correcto, de la manera correcta, con la intensidad correcta y en el lugar correcto a las personas correctas.
Esto no contradice ni niega las anteriores ideas sobre la inteligencia, solo les da un ámbito mayor y distinto, complementario, si se quiere. Sostiene que las competencias emocionales se dividen en dos categorías: intrapersonales e interpersonales. Las primeras se refieren a la relación que establecemos con nosotros mismos y la segunda a las relaciones que tenemos con los demás. Todo empieza por uno mismo. Asimismo la inteligencia emocional y la inteligencia social son las capacidades que una persona tiene para modificar, controlar, entender y sentir el estado de ánimo propio y ajeno.
Estas propuestas han tenido mucho acogida, a pesar de que también han sido criticadas y vistas como una proposición enfocada hacia el mercadeo más que hacia la ciencia. En todo caso están bien formuladas y de alguna forma responde a motivaciones distintas a las tradicionales. No obstante, otras concepciones sobre la inteligencia se han seguido formulando como veremos en la siguiente publicación.
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