domingo, 8 de mayo de 2011

Hegel y la estética (2)

Como ya vimos anteriormente, Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831) es uno de los filósofos alemanes más importantes de todos los tiempos, con enorme influencia en los pensadores del siglo XIX y del siglo XX, y tal vez el máximo representante del idealismo filosófico decimonónico, que sirvió de inspiración, guía o fuente de crítica a muchos filósofos de las subsiguientes generaciones, incluso dispares, como Marx, Engels, Kierkegaard, Nietzsche, Heidegger, Sarte, Adorno y Derrida. Aquí seguiremos estudiando su pensamiento.

Una de sus obras, la ya señalada "Lecciones de Estética", de 1832 (publicada póstumamente), sirve de gran referencia para el análisis de las obras de arte, y el enfoque del pensamiento epistemológico sobre la estética. Es un libro no muy extenso pero sí muy denso, en el que aborda las ideas de Kant, las cuestiona, y replantea lo que debe ser el estudio de las artes y en particular la comprensión de la belleza. Para Hegel el objeto de la estética es lo bello y su dominio es el arte. Por supuesto, ello implica definir qué es la belleza.

Siguiendo con el análisis comenzado en el post anterior, vemos que Hegel da por sentado los criterios sobre lo bello, y su discusión se vierte sobre la diferencia entre belleza natural y belleza creada. Dice sobre la belleza estética:

"Mediante esta expresión excluimos inmediatamente lo bello natural. Tal delimitación de nuestro objeto puede parecer una determinación arbitraria, tan arbitraria como la facultad que tienen las ciencias de demarcar el propio campo a su antojo. Pero no podemos entender en este sentido la limitación de la estética a la belleza artística. Ciertamente, en la vida cotidiana acostumbramos a utilizar expresiones como color bello, cielo hermoso, bellos arroyos, bellas flores, animales bellos y, sobre todo, hombres bellos. No queremos entrar aquí en la disputa de si puede atribuirse con razón a tales objetos la cualidad de la belleza, situando en consecuencia lo bello natural junto a lo bello artístico. Pero afirmamos ya de entrada que la belleza artística es superior a la naturaleza. En efecto, lo bello del arte es la belleza nacida y renacida del espíritu. En la misma medida en que el espíritu y sus producciones son superiores a la naturaleza y sus manifestaciones, descuella lo bello del arte por encima de la belleza natural."

Consecuentemente para él, como las obras de arte son producto del espíritu humano, son indefectiblemente más bellas que las bellezas de la naturaleza, que son imperfectas, pues no son reflejo de la belleza del espíritu verdadero; porque si el espíritu es el Ser verdadero, lo bello es bello en cuanto es creado por él. Ya vimos en la publicación anterior su relación con el idealismo y con los conceptos que dividen el mundo del pensamiento del mundo sensible. 

Separa entonces las "bellas artes" de las ciencias, reflejando la tendencia de dividir los tipos de conocimiento que se hizo muy característico en el siglo XIX. Así, el arte no puede ser tratado en forma científica porque por su naturaleza no puede someterse a los rigurosos procedimientos de la ciencia. El arte anima las ideas y la ciencia las reduce a pura abstracción y las desvitaliza.

No obstante, y aquí está lo más interesante, Hegel no se queda en estas afirmaciones, sino que él mismo busca cuestionarlas, redefinirlas, justificarlas y establecer una conclusión que permita claramente entender qué es la estética y cuando un objeto artístico es bello. Dado que es un tema no agotado, lo seguiremos viendo aquí en más publicaciones, como continuación de las ya presentadas.


G. W.F. Hegel en 1831

No hay comentarios:

Publicar un comentario