El arte glitch (del inglés, "error") es la práctica creativa que consiste en aprovechar o provocar errores digitales (glitches) con fines artísticos y estéticos. Se trata de un género artístico nacido en el seno de la estética digital, y se considera un arte visual o sonoro (o audiovisual). Se puede lograr el glitch corrompiendo datos digitalmente o manipulando dispositivos electrónicos físicamente.
Esta estética del error digital es, entonces, un movimiento artístico que encuentra belleza en los fallos, errores y distorsiones de los medios digitales. En lugar de ver un "error" como algo que debe ser corregido, los artistas lo utilizan como una herramienta creativa para generar obras únicas. Imaginemos un video que se congela y sus píxeles se estiran en barras de colores, o una fotografía que se corrompe y se descompone en bloques de datos. Eso es el glitch art.
En un sentido técnico, un glitch es el resultado inesperado de un mal funcionamiento, especialmente en software, videojuegos, imágenes, videos, audio y otros dispositivos digitales. ¿Cómo funciona? El glitch art se puede producir de dos maneras principales: error accidental y error provocado.
En el error accidental el artista captura o se apropia de un fallo que ocurre por accidente, como un error en la transmisión de una señal de video, un mal funcionamiento de un hardware o una pantalla defectuosa. En este caso, el artista actúa como un "cazador de errores", seleccionando y presentando el fallo como una obra de arte.
Con error provocado el artista manipula intencionalmente el código de un archivo digital (imagen, video, audio) para forzar un error. Esto se hace con técnicas como el databending, que consiste en abrir un archivo de un tipo con un programa que no es compatible, o el datamoshing, que elimina los fotogramas clave de un video para que las imágenes se fusionen de forma caótica.
El Glitch Art no es solo una moda, pues es una forma de arte que se está desarrollando desde hace algunos lustros y que reflexiona sobre la relación que tenemos con la tecnología. Humaniza lo digital, pues vivimos en una era donde la tecnología busca la perfección, la alta definición y la fluidez y el glitch introduce la imperfección, el caos y el azar, recordándonos que los sistemas digitales también son frágiles y pueden fallar, tal como lo somos los humanos.
Expone el código. Al corromper la superficie de una imagen o video, el glitch revela su "esqueleto" interno: el código binario. De esta forma, el arte se vuelve una crítica a la opacidad de los medios digitales, mostrando que lo que vemos en la pantalla es solo el resultado de una serie de datos. Además, crea una nueva estética. El glitch ha creado un lenguaje visual propio, que se ha expandido más allá del arte y se ha integrado en el diseño gráfico, la moda, los videojuegos y los videos musicales. Es un estilo que evoca nostalgia por la tecnología antigua y a la vez, una sensación de disrupción y vanguardia.
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