En principio, éste es un libro crítico y sin duda tiene un sesgo revolucionario, pero sus planteamientos está formulados de tal manera que a pesar de enfrentarse dos posiciones, al final pareciera que hay un consenso, o más bien una validación (o cuestionamiento) de ambas posturas: la de los "apocalípticos" y la de los "integrados" ante los medios de comunicación y sus consecuencias en la industria cultural y la cultura de masas.
Eco realiza aquí un estudio sobre la cultura popular y los medios de comunicación. La obra parte de dos posiciones opuestas ante la cultura: la apocalíptica y la integrada. Dentro de la postura de los aristócratas (apocalípticos) sitúa a aquellos que critican la difusión masiva y la industria cultural. Por otro lado sitúa a los popularistas (integrados), que están a favor de la masificación y el acceso a toda producción mediatizada. Él hace un análisis crítico presentando argumentos a favor y en contra de cada una de las opuestas visiones.
Dentro de su análisis toca patrones culturales colectivos (en particular destaca el personaje de Superman, héroe dotado con poderes superiores a los del hombre común, que constituyen la más alta realización de un poder natural: la astucia, la rapidez, la habilidad bélica o la inteligencia superior), y señala otras formas de representación cultural, que son criticadas por los apolcalípticos, que acusan a estas expresiones de alienadoras y sin méritos. Los integrados por su parte, hacen una interpretación benévola sobre los resultados que provoca la cultura de masas (como lo es el acceso de todos a la cultura general), y en esa categoría incluye a los místicos intelectuales, a los descorredores de la realidad, que no pertenecen a una definida religión u organización, pero se consideran miembros de la humanidad, aprenden mediante símbolos aceptados que son el principio unificador de las sociedades.
En conclusión, destaca Eco que los medios masivos proponen modelos y situaciones humanas que no tienen conexión con los consumidores, pero que sin embargo los entretienen. Para los apocalípticos esta cultura de masas y sus medios de difusión, destruyen las características de cada grupo étnico, así el público no expresa sus preferencias y por consiguiente se mantienen conformes a lo que les ofrecen. Los medios masivos fueron creados para el entretenimiento y la subordinación. Por otro lado, los integrados tienen una visión más optimista ante esta situación y nos hablan de una cultura de masas en donde los ciudadanos participan y se les toma en cuenta. La cultura de masas sin embargo es producida por grupos con poder económico, para la obtención de beneficios, y lo único que desea lograr es la creación de un mercado en el que se generen ganancias. Es por eso que sólo crea contenidos simples, entretenidos y que llegan a la mayoría de los hogares de cada país. Como se puede resumir, ambas posiciones tienen su argumentación: el elitismo contra la alienación, y al final ninguna es totalmente cierta o absoluta.
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