domingo, 25 de agosto de 2024

La filtración deliberada en la comunicación (y 2)

En la publicación anterior definimos de distintas maneras lo que se conoce como filtración deliberada en la comunicación, incluyendo las formas de comunicación que pudieran ser no deliberadas pero que funcionan como tal. En todo caso, aquí la filtración deliberada en la comunicación es, como dijimos, una barrera que se presenta cuando la información es manipulada intencionalmente para que parezca más favorable al receptor. O sea, es como si se filtraran algunos detalles o se exageraran otros en un mensaje  para presentar una imagen más positiva o conveniente de una situación. 

Este fenómeno se produce por diversos motivos, algunos más relevantes que otros. Poe ejemplo, se usa para evitar conflictos; a veces, se evita compartir información negativa o delicada para no generar discusiones o tensiones en ciertos grupos o personas, en algún momento determinado. También se aplica para impresionar a otros. exagerando o minimizando logros o errores, para causar una mejor impresión en situaciones específicas. Otro efecto que se puede lograr es proteger intereses: se puede ocultar información que pueda perjudicar a una persona o a una organización. O también se aplica para simplificar los contenidos de los mensajes. Al comunicar información en un sistema  jerárquico, es común resumir y simplificar los mensajes, lo que puede llevar a la pérdida de detalles importantes.

¿Cuáles son las consecuencias de la filtración deliberada? Hay varias, algunas positivas y otras no tanto. Una es la falta de transparencia, pues crea un ambiente de desconfianza y dificulta la toma de decisiones informadas cuando se sospecha que no toda la información se hace patente. Otra es que la comunicación resulta a veces ineficaz: impide que se transmita la información completa y precisa, lo que puede generar malos entendidos y errores. Lo más delicado tiene que ver con las
relaciones dañadas, pues la manipulación de la información puede deteriorar las relaciones interpersonales y profesionales.

Naturalmente hay formas de evitar o controlar la filtración deliberada. Una es fomentando la honestidad. Es clave generar un ambiente donde se valore la transparencia y la comunicación abierta. Para es hay que ser claros y concisos. Transmitir la información de manera directa y evitando ambigüedades. También es importante escuchar activamente, prestar atención activa a lo que los demás tienen que decir y hacer preguntas aclaratorias. Finalmente, como en todo lo que tiene que ver con la comunicación contemporánea, hay que verificar la información. Es fundamental asegurarse de que la información que se comparte sea precisa y completa.

En definitiva, la filtración deliberada es una práctica común pero perjudicial para la comunicación efectiva. Al ser conscientes de esta barrera y tomando medidas para evitarla, podemos mejorar nuestras relaciones y alcanzar mejores resultados en todos los ámbitos de nuestra vida.

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