Como parte de una posible guerra cibernética tenemos el ciberterrorismo. Es sorprendente como muchas de las expresiones sociales, culturales y por supuesto bélicas se trasladan del mundo real al mundo virtual. Ciertamente es muy difícil imaginarse un ciberataque a las redes de los países industrializados que resulte tan costoso y peligroso como una guerra convencional al estilo de Irak y Afganistán, pero en teoría, un acto de "ciberterror" paralizaría a los países víctimas por unos días o unas semanas, por lo que sus servicios podrían estar inoperables unos días durante momentos críticos.
Jun Isomura, asesor en temas cibernéticos del Instituto Hudson, opina que las medidas defensivas no son muy eficientes y que es necesario aplicar acciones ofensivas. "En los últimos diez años la tecnología del atacante ha avanzado muy rápidamente, pero las herramientas para la defensa no lo han hecho", dijo Isomura quien trabaja estos temas en Japón.
Isomura cree que la implementación de la estrategia de los ministerios de defensa de las grandes potencias llega una década muy tarde y plantea que los gobiernos deberían desarrollar maniobras de contraataque para electronicamente "destruir computadoras utilizadas en la penetración de sistemas críticos, aun si estas son de uso privado". Es inútil, sin embargo, destruir una única laptop (que pudiera no costar más de 400 dólares) porque hay miles, además de que eso sería legitimar una supuesta ciberguerra y termina cometiendo lo que podría considerarse un acto de agresión injustificado. Al final los elementos de la ciberguerra son muy baratos y transferibles y esos son algunos de los factores que hacen tan difícil desarrollar estrategias efectivas, opina Jun Isomura. Pero a su vez se pregunta: "¿Quién es un 'ciberterrorista'?", y responde: "Eso no está claro. Podría ser un joven de 15 años en cualquier parte del mundo que, como hobby, decide hackear un sitio web crítico porque encontró una falla en el sistema de seguridad".
Como vemos el mundo digital implica una serie de nuevas condiciones e implicaciones que van más allá de lo que uno diariamente percibe. Probablemente la "ciberguerra" no ha empezado aún, pero el campo de batalla parece estar minado y los que acechan pueden estar a la vuelta de la esquina.
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