Aquí es donde entra la idea de un entorno heterogéneo digital. Los dispositivos de comunicación e interacción se combinan (y en consecuencia se transforman) dentro de una propia ecología de interfaces, que combina el lugar virtual donde se verifican las interacciones, con la trama de actores que ellas van creando y modificando. Esta concepción convierte a la interfaz en algo más que un sitio de relación hombre-máquina, porque la entiende como un espacio amplio, que abarca significados y transformaciones. Naturalmente este es un acontecimiento contemporáneo cuyas consecuencias aún deben estudiarse.
"La lucha interpretativa que se desarrolla en las pantallas interactivas tiene consecuencias que van mucho más allá de los ordenadores. Las transformaciones más importantes, una vez más, se están produciendo en los lugares menos evidentes, lejos de las pantallas, en las concatenaciones con otras tecnologías y en los recovecos de nuestra cognición". (Scolari, 2004)Esto, que fue escrito hace ya más de diez años, sigue teniendo validez. Las nuevas tecnologías van confirmando las transformaciones que el medio digital produce, y nuestros entornos son cada vez más multimediáticos, creando un espacio de mediaciones que supera los tradicionales esquemas de emisión y recepción de mensajes.
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