La escritora Emile Wapnick, autora de varios textos sobre tendencias vocacionales y potencialidades personales, ha propuesto un concepto para entender las diferentes formas en que los talentos individuales se pueden manifestar y aprovechar. En las dos publicaciones mencioné la idea de Multipotencialidad que ella plantea, y cómo se puede aplicar a las capacidades creativas de hoy. Wapnick considera que el reto de los multipotenciales es entender dos aspectos calves: el primero es aceptar que no hay nada de malo en tener varias vocaciones aunque tradicionalmente se piense lo contrario. El segundo es aprender a sintetizar todas sus experiencias, destrezas y conocimientos para innovar con esas habilidades.
Para Wapnick hay dos tipos de inteligencia: la de los Generalistas, que saben de muchas cosas aunque no muy profundamente, y la de los Polímatas, que se dedican a fondo a una actividad y luego a otra, y así van. Es probable que nuestros actuales sistemas educativos no contribuyan al ejercicio creativo multipotencial. Hubo momentos históricos, como en la Grecia clásica o en Renacimiento italiano, donde se educaba en la incitación hacia la innovación, bien sea en el pensamiento o en las artes. De esta forma aquellos creadores talentosos se veían inspirados e impulsados. Un ejemplo de esta multiplicidad es un personaje emblemático de la suma de talentos. Leonardo da Vinci. Según estos parámetros es el Polímata por excelencia, porque destacaba en cada una de sus áreas: pintura, escultura, arquitectura, ingeniería, botánica, anatomía y hasta música. Hoy podemos volver a tener nuevos da Vinci en el mundo.
De alguna manera, en este siglo XXI podemos impulsar esa capacidad de múltiples potencialidades, ahora utilizando las tecnologías digitales. La información, el conocimiento y las herramientas permiten un mayor crecimiento personal. En la próxima publicación, cómo se ve el futuro bajo esta perspectiva multifocal.
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