sábado, 23 de octubre de 2021

Cambios en la función del arte (y 2)

En la publicación de ayer hice una muy breve reflexión sobre la función del arte durante gran parte de la historia universal y en particular, hasta el siglo XIX, del mundo occidental. Desde tiempo antiguo el arte cumplió funciones mágicas, rituales, celebrativas, conmemorativas y hasta comunicacionales. Era expresión de las culturas y las sociedades que le generaban y de las autoridades y poderes que impulsaban esas obras.Eso poco a poco fue cambiando desde el Renacimiento Europeo, hasta que la revolución industrial en el siglo XIX cambió la función de las artes.

Los cambios políticos, económicos y sociales hacen que la obra de arte pierda el valor de uso que hasta ese momento había tenido, tanto para el pueblo como para los señores y poderosos, para adquirir un valor de cambio, que le convierte en mercancía. la función del producto artístico es ahora la inversión, el prestigio, la decoración u otras similares. las consecuencias de este fenómeno son múltiples y tal vez perjudiciales para el arte en sí.

El artista intenta individualizar su obra para hacerla única y distinguible y de alguna manera darle una trascendencia, evitando que sea un simple objeto mercantil, pero al pretender su difusión, cae en el sistema comercial que le rodea. Debe entrar en el mecanismo que contempla al arte como negocio, porque además es la única forma de garantizar su subsistencia. No hay ya mecenas y los contratos públicos o las grandes obras escasean. Más aún, cuando intenta salirse del sistema su obra se hace más valiosa. Una ironía.

La solución de no integrase lleva también a un distanciamiento que aleja al creador de su entorno y realidad, por lo que pierde su contacto con la comunidad y sus intereses. Su lenguaje deja de ser comprendido y se extraña del entorno al cual debe ir dirigido. Esta función mercantil del arte también afecta su poder comunicativo porque al final termina siendo absorbido por otros valores. Claro que esta situación no es totalmente dramática e irreversible, pero sigue siendo la imperante, aun en este mundo globalizado y digitalizado. 

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