viernes, 22 de octubre de 2021

Cambios en la función del arte (1)

Lo que hemos llamado arte, expresiones artísticas, como la pintura y la escultura, han tenido diferentes funciones a los largo de la historia. Han variado dese propiciar y celebrar la caza, como en el caso de las pinturas rupestres, por ejemplo, hasta protestar contra los gobiernos y el estado. En muchos casos han contribuido a la exaltación de algún personaje, político, económico o religioso, o han servido para entretener o adoctrinar. En todo caso parece claro que en pocas pretéritas, sobre todo en lo que llamamos la cultura occidental, la producción artística respondía, por lo menos hasta el siglo XIX, a exigencias colectivas, a veces identificadas con la voluntad de un individuo o una clase dominante, siendo reflejo de lo que podía entenderse como la realidad objetiva circundante.

Esta realidad era inteligible a todo el pueblo, desde las antiguas civilizaciones hasta las decimonónicas, que son las que empiezan a notar el cambio que se va a producir en la función del arte a partir de la revolución industrial. El desarrollo del capitalismo sitúa a la burguesía en una nueva posición social, que es cada vez más alta. Sin alcanzar los grados de la nobleza y la aristocracia (el del estamento eclesiástico), la burguesía va a impulsar un cambio en la función del arte. Esto además trae otras consecuencias en el mismo espectro de los creadores. 

Por una parte, el artista comienza a criticar y ver con otros ojos el entorno en que vive, sintiéndose miembro de una clase social específica, que puede ser oprimida o única: es el hombre sin clase. Por otro lado, se empieza a perder la relación conceptual entre el comitente de la obra artística y su autor. Van desapareciendo los mecenas, los diletantes y los poderosos que encargan obras y van apareciendo los intermediarios, los marchantes, los entendidos y los críticos, y luego las galerías y anticuarios. Estos hechos van a transformar la relación entre el artista y quien va a disfrutar la obra, que pasará a convertirse en objeto de valor, cosa que transformará el sentido, significación y aprecio de la misma, cambio que será fundamental para entender la función del arte en el siglo XX y el XXI, tal como veremos en la siguiente publicación.  


Retrato de Sir Endymion Porter, de Van Dyck. Mecenas y artista se representan juntos.

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