El filósofo estadounidense, Joseph T. Klapper (1917-1984), discípulo de Paul Lazarsfeld, desarrolló una teoría de los medios de comunicación que se centra en los efectos limitados que estos tienen sobre las personas. A diferencia de las teorías anteriores que atribuían a los medios un poder casi absoluto para moldear la opinión pública, Klapper propone una visión más matizada y realista.
Señala que los medios producen más un refuerzo que un cambio. Los medios de comunicación, según Klapper, no suelen cambiar las actitudes y opiniones de las personas, sino que más bien refuerzan las ya existentes. Es decir, tendemos a buscar información que confirme lo que ya creemos.
Sobre la base de esta visión se puede afirmar que los medios tienen una influencia indirecta. La influencia de los medios es entonces indirecta y mediada por otros factores sociales, como la familia, los amigos, los grupos de referencia y las instituciones. Estos factores actúan como filtros que interpretan y dan sentido a los mensajes mediáticos.
Klapper también destaca que los medios tienen efectos limitados en contextos de crisis; incluso en momentos de cambios sociales importantes, los medios tienen un impacto relativo en las opiniones de las personas. Los valores y las creencias arraigadas suelen ser más fuertes que cualquier mensaje mediático. Esto se combina con la selección de contenidos que se hacen por parte de los usuarios. Las personas tienden a seleccionar los contenidos mediáticos que están de acuerdo con sus intereses y valores preexistentes, evitando aquellos que desafían sus creencias.
De esta forma, Klapper diluye el efecto omnipotente de los medios, restando un poco la crítica excesiva que se les hace y delimitando su valor como moldeador de personalidades y conciencias. No niega el peso que tienen en la opinión pública, pero afirma que su poder está más condicionado por muchos otros factores de lo que parece a simple vista. Esta idea se debe ver con otra óptica en estos tiempos, donde ya no hay unos pocos medios (T.V., radio, prensa), que concentran el peso comunicacional, sino que este se diluye en un espacio mediático digital que nos rodea abrumadoramente. Sin embargo, algo de cierto sigue prevaleciendo en esta teoría que tiene ya unas cuantas décadas de haber sido formulada.
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