En la publicación anterior hablé sobre la "La burbuja algorítmica", que es un concepto utilizado en plataformas digitales, como las de streaming musical, para referirse al algoritmo que filtra y personaliza la información y el contenido que los usuarios reciben, basándose en sus preferencias, intereses y actividad. También se maneja como un algoritmo de ordenamiento simple, que recorre una lista de elementos y compara pares de elementos adyacentes, intercambiándolos si están en el orden incorrecto. Todo esto para crear un entorno personalizado y, de alguna forma, controlado.
Este sistema de tamiz, llamado "Bubble algorithm" en inglés, que en muchos casos es útil porque puede mejorar significativamente la experiencia del usuario al proporcionar recomendaciones personalizadas, también puede acarrear limitaciones y sesgos en la exposición a nuevos contenidos, creando lo que se denomina burbuja de filtro.
Uno de esos sesgos es el que se denomina "efecto eco", que se produce cuando el usuario solo es expuesto a ideas o contenidos que refuerzan sus propias preferencias o puntos de vista. Esto sucede tanto en las redes sociales como en el contexto de los videos y la música. Esto significa que las películas, programas, canciones o artistas que se desvían significativamente del patrón de escucha del usuario raramente se recomiendan, lo que puede impedir el descubrimiento de otros productos culturales que podrían, de otro modo, resultar atractivos. Ahora bien, ¿cómo se puede salir de la burbuja algorítmica? Esto depende de cada quien, pero si se quiere ampliar horizontes y evitar quedar atrapado en una malla coladora, es bueno tomar algunas previsiones.
En primer término, hay que ser consciente de las propias preferencias y pensar bien sobre qué tipo de contenido solemos consumir en línea y si eso evita acceder a opiniones diferentes. Para eso es también bueno buscar fuentes de información diversas. Es recomendable seguir a personas y medios de comunicación con diferentes puntos de vista, así como revisar noticias de diversas fuentes y explorar temas que no nos sean familiares.
Otra acción conveniente es interactuar con personas diferentes y participar en conversaciones en línea y fuera de línea con personas que tengan opiniones distintas a las nuestras. Escuchar sus argumentos y tratar de entender sus perspectivas. Esto es válido para todo tipo de interactividad social, pero en especial para aquellas que tienen que ver con el ciberespacio.
Es fundamental cuestionar lo que se ve en línea. No hay que creer en todo lo que sale por internet. Se ha de verificar la información en fuentes confiables y además ser crítico con el contenido que se ajusta demasiado a nuestras ideas preconcebidas. Esto significa, sin duda, salir de lo que se llama la "zona de confort", pero es importante tener contacto con otras formas de pensar y con otros gustos culturales.
También el uso de ciertas herramientas de privacidad puede ayudar. Algunos de estos programas pueden limitar el seguimiento de los datos por parte de los algoritmos, lo que puede reducir la influencia de la burbuja algorítmica. Claro esto tampoco garantiza que se tenga acceso a todo tipo de contenido y de opiniones, pero ya aquí depende también de la voluntad de cada quien.
En fin, la burbuja algorítmica es un fenómeno que puede limitar la exposición a información diversa y reforzar las propias opiniones de cada usuario; por lo tanto, ser consciente de este problema y tomar medidas para buscar fuentes de información variadas, es clave evitar quedar atrapado en una ampolla de filtros que impida ampliar los horizontes en el mundo digital.