Por eso señala que no es de sorprender que la realidad marche por un lado y la teorías (éticas en este caso), vayan por otro. Piensa que el problema pasa por entender la "realidad" y sus "valores" sin apelar a ejemplos y hechos. Dice:
"Si por "realidad" se entiende, en este caso, hechos culturales que caracterizan una época, habrá que aceptar el encuadre sociológico del viejo problema de los valores. Dicho de otro modo: ¿Cómo entender cualquier teoría ética sin acudir a su aplicación o concreción, así sea por la inevitable vía de los ejemplos? Es entonces esa aplicación la que hace a la teoría ética tributaria del contexto social".Como consecuencia, hay que hablar de una relatividad valorativa, en la que según Nuño, aún reina una confusión, por la ambigüedad del problema de los valores. Para finalmente llegar al meollo ontológico: la valoración de los valores.
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