Se hizo en Estados Unidos un estudio en grupos de estudiantes universitarios analizando sus reacciones al escribir mensajes de texto, para ver cómo respondían. En múltiples casos se los enfrentó a situaciones en los que debían escribir ante casos dificiles, en los que muchas veces se veían obligados a mentir, y se decubrió un fenómeno interesante: las mentiras llevan tiempo para ser escritas.
La clave para descubrir si el que escribe y responde está mintiendo es el tiempo en que tarda en hacerlo. Hay un retraso entre la velocidad de los que dicen la verdad y los que mienten. Más aún, los falaces corrigen, modifican y complican los textos, en tanto los veraces escriben casi siempre a la primera. Es decir, si tu interlocutor tarda mucho en responder, comienza a desconfiar... A menos que el que escribe lento no sea hábil con los teclados táctiles de hoy en dia.
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