El filósofo francés, Edgar Morin, propuso un método múltiple para comprender la realidad actual, llena de contradicciones y fragmentaciones: el del pensamiento complejo. En la publicación de ayer hice una alusión a esta forma de pensar, y señalé tres elementos metódicos aportados por Morin para el análisis del mundo contemporáneo. El primero es el que llama principio dialógico, y que se basa en entender que todo proceso tiene dos lógicas; una estable y una inestable.
Un ejemplo es el orden y el desorden. Uno complementa al otro, como en el caso de entropía. Los opuestos pueden ser considerados como enemigos, pero el principio dialógico permite mantener la dualidad en el seno de la unidad. El método es asociar dos términos a la vez complementarios y antagonistas.
Esto significa que la complejidad hay que entenderla como multiforma, con realidades que pueden oponerse y complementarse a la vez. Estudiar un campo sin reconocer que tiene contradicciones es ver sólo la mitad del problema. Lo que debe entenderse es que los opuestos pueden colaborar y producir organización. La clave está en descubrir esa organización. Para ello, Morin propone un segundo principio, el de la recursividad, que veremos en la siguiente publicación.
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