Un problema que se divide en pequeñas partes para facilitar su estudio, queda limitado a un solo campo de acción del conocimiento. Tanto la realidad como el pensamiento y el conocimiento son complejos y debido a esto, es preciso usar la complejidad para entender el mundo. Así pues, el estudio de un fenómeno se puede hacer desde la dependencia de dos perspectivas: holística (se refiere a un estudio desde el todo o todo múltiple) y reduccionista (a un estudio desde las partes). No significa que esta última deba desecharse, pero hay que tener en cuenta que la unidimensionalidad en realidad forma parte de una multidimensionalidad.
Ciertamente, no hay que confundir complejidad con complicación. Esto es, tener visiones claras, no confusas. En la actualidad la sociedad necesita ciudadanos pensantes, claros, activos, reflexivos, emprendedores y racionales, capaces de implicarse en la formación de la comunidad. No hay que olvidar nuestra naturaleza racional, autocrítica y completa. La razón corresponde a una voluntad de tener una visión coherente de los fenómenos de las cosas y del universo. La razón tiene un aspecto lógico, que distingue racionalidad y racionalización. El referirnos a ejercitar pensamientos complejos y no dogmáticos, capaces de ver más allá de los entornos abiertos a cualquier posibilidad y arriesgados a tener un pensamiento critico, creativo y cuidadoso, es parte de esa racionalidad. Es la voluntad de dialogar con lo que no se comprende para llevarlo al campo de lo inteligible. La racionalización, en cambio, es la atención selectiva, que es válida sólo cuando se ha comprendido la universalidad.
Edgar moran propone tres principios paya ayudarnos a pensar la complejidad: el dialógico, el de recursividad organizacional y el hologramático. En las próximas publicaciones desarrollaré cada uno de estos principios metódicos para aplicar el pensamiento complejo en nuestra compleja sociedad actual.
Ciertamente, no hay que confundir complejidad con complicación. Esto es, tener visiones claras, no confusas. En la actualidad la sociedad necesita ciudadanos pensantes, claros, activos, reflexivos, emprendedores y racionales, capaces de implicarse en la formación de la comunidad. No hay que olvidar nuestra naturaleza racional, autocrítica y completa. La razón corresponde a una voluntad de tener una visión coherente de los fenómenos de las cosas y del universo. La razón tiene un aspecto lógico, que distingue racionalidad y racionalización. El referirnos a ejercitar pensamientos complejos y no dogmáticos, capaces de ver más allá de los entornos abiertos a cualquier posibilidad y arriesgados a tener un pensamiento critico, creativo y cuidadoso, es parte de esa racionalidad. Es la voluntad de dialogar con lo que no se comprende para llevarlo al campo de lo inteligible. La racionalización, en cambio, es la atención selectiva, que es válida sólo cuando se ha comprendido la universalidad.
Edgar moran propone tres principios paya ayudarnos a pensar la complejidad: el dialógico, el de recursividad organizacional y el hologramático. En las próximas publicaciones desarrollaré cada uno de estos principios metódicos para aplicar el pensamiento complejo en nuestra compleja sociedad actual.
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