sábado, 12 de febrero de 2022

12-02-22

Hoy, 12 de febrero, se celebra en Venezuela el día de la juventud. Esto por la fecha de la batalla de La Victoria, en el estado Aragua, en 1814, en la que fuerzas realistas al mando de Francisco Tomás Morales fueron vencidas por las republicanas de José Félix Ribas, en cuyas filas estaba presente una gran cantidad de jóvenes inexpertos en el combate (unos 800, que incluía estudiantes de colegios y seminarios, menores de 20 años) y que murieron casi todos. Pero además, para mi, esta fecha me recuerda que hace un año justo falleció mi padre, el profesor Rubén Terenzani, de casi 89 años, tras una vida muy feliz y provechosa. Hoy me aparto de mis temas usuales en el blog, para hacerle un homenaje. 

Rubén hace 60 años, en 1962

Rubén Darío Terenzani D'Ursi nació en Buenos Aires, Argentina, el 21 de febrero de 1932. Estudió profesorado y se graduó como docente especializado en geografía y ciencias de La Tierra, y se casó con Elisabeth Tuxen-Bang en 1958. Yo nací en mayo de 1959 y él se vino a Venezuela contratado para dar clases en el recién inaugurado Pedagógico de Barquisimeto en octubre de 1959, de mineralogía. Mi madre llegó a Venezuela en diciembre, conmigo en brazos, y en las vacaciones de 1960 se vinieron para Caracas a vivir en la urbanización El Paraíso y ahí comenzó su larga carrera como docente en bachillerato de Geografía, Mineralogía y Ciencias de La Tierra, durante 25 años. Luego se dedicó a su hobby y afición: la carpintería. Hasta poco antes de su muerte trabajó con la madera, sin apartarse de su otra pasión, aprender. Deja un gran legado entre sus cientos de alumnos, amigos y familiares. Adiós, papá.

Mi última foto con él

2 comentarios:

  1. Un gran profesor. Casi 40 años más tarde, mi compañeros del colegio y yo lo recordamos con admiración, respeto y cariño. La clase era un placer para aquellos a quienes nos gustaba dibujar. El momento más esperado, era cuando el profesor Terenzani trazaba con tiza una circunferencia perfecta en el pizarrón, a mano alzada. Buen viaje profesor, hasta que nos veamos de nuevo quizás en otro plano para seguir disfrutando de sus enseñanzas.

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    1. Muchas gracias por tu comentario. Afortunadamente mi padre dejó una huella muy bonita en toda su vida. Un abrazo.

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