miércoles, 11 de junio de 2025

Tecnoestética y Simondon

La "tecnoestética" es un concepto propuesto por el filósofo francés Gilbert Simondon (1924-1989) que busca redefinir la relación entre el arte y la tecnología, alejándose de la idea tradicional de que la estética es solo la contemplación de una obra de arte. Su argumento básico señala que la estética no se limita a la recepción o el consumo de una obra de arte. Para él, hay un placer instrumental o placer de la acción que surge del contacto con la materia que está siendo transformada a través del trabajo técnico.

Por ejemplo, Simondon habla del disfrute que se siente al usar una herramienta bien diseñada, como el agarre de una lima o el corte limpio de una sierra. Este placer no es solo funcional, sino que tiene una dimensión estética profunda. Es una intuición perceptivo-motriz y sensorial que se experimenta en el acto de hacer, de operar con la técnica. Esta idea le lleva a plantear una fusión entre categorías, esto es, lo técnico y lo estético entrelazados

Para Simondon, entonces, no hay una separación estricta entre lo técnico y lo estético. De hecho, propone una fusión intercategorial donde un objeto es estético porque es técnico, y técnico porque es estético. Un objeto bien diseñado y funcional puede ser inherentemente bello. Podemos pensar en una herramienta que cumple perfectamente su propósito y, al mismo tiempo, es agradable de ver y de usar. La belleza no es un adorno añadido, sino que emerge de la propia excelencia técnica y funcional del objeto. 

Un aspecto fundamental de la tecnoestética es su énfasis en la sensación del artista o del operario, más que en la del "consumidor" de la obra de arte. Es el contacto con la materia en transformación, la experiencia de construir y dar forma, lo que genera una experiencia estética. Esto se aplica tanto a un soldador como a un músico que maneja un instrumento.

Simondon sugiere que existe un espectro continuo que conecta la estética con la técnica. Esto significa que la tecnología no es meramente un medio para producir arte, sino que tiene su propia potencialidad estética. La estética se relaciona con la capacidad de los objetos técnicos para organizar y dar sentido a una porción del entorno, como un molino de viento que estructura el paisaje circundante.

Así, la tecnoestética ofrece una perspectiva distinta sobre la creatividad, la relación humana con los objetos y el papel de la tecnología. Su pensamiento anticipa muchas de las discusiones actuales sobre el arte digital y las nuevas formas de expresión que emergen de la interacción entre la tecnología y la sensibilidad humana. Podemos ver la belleza no solo en las obras de arte terminadas, sino también en el proceso de creación, en la funcionalidad de los objetos técnicos y en la interacción sensorial y corporal con la materia a través de la técnica.

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