En este blog he hablado sobre la función conativa del lenguaje. Es este campo, su más clara expresión está en las formas gramaticales que establecen contacto: el vocativo y el imperativo. En el caso de la lingüística, Roman Jakobson ha señalado que el mensaje connotado es el que va más allá de su significado directo u obvio. Tiene otro contenido expresivo o apelativo, aparte del directo. Esta idea se puede aplicar igualmente a la imagen visual, como señala Anne Marie Thibault-Laulan, en el campo de la imagen y la comunicación.
El ejemplo más marcado de esta función la vemos en la imagen publicitaria. Estas tienden a mostrar una retórica elaborada y una evocación sutil. Las imágenes en la publicidad son indirectas, dicen menos cosas, y tratan de apelar a lo emotivo. A veces se busca la sorpresa, a veces se apela a un raciocino obvio. La función conativa entonces entraña una complicidad. La información que se presenta genera una forma de comunicación asociada cuya semántica es usualmente indirecta.
Pueden ser imágenes figurativas o abstractas, pero siempre cargan un contenido más allá de lo directo. Dice Anne Marie Thibault-Laulan: "Aunque en términos de comunicación y, por tanto, de eficacia en la transmisión de un mensaje es imposible negar la importancia del simbolismo y de la evasión, el control de los elementos estéticos es realmente muy laborioso". Ello quiere decir que el éxito conativo no está garantizado, porque se apela a la subjetividad interpretativa, donde factores de gusto, cultura y educación influyen. Pero con el uso cada vez más generalizado, la capacidad comunicacional de las imágenes visuales ha sido internalizado, haciéndolas sumamente efectivas.
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