Un chip desarrollado por un grupo liderado por el bioingeniero de la Universidad de Stanford, Paul Nuyujukian, que tiene el tamaño de una píldora pequeña y se coloca en la corteza motora del cerebro, tiene un sensor con la capacidad de registrar la actividad neuronal vinculada a movimientos previstos, y esa información se decodifica para accionar un cursor o ratón a distancia dentro de una pantalla. Esto permite a personas con inmovilidad o con enfermedades neuronales motoras, navegar por internet.
Este reciente proyecto implica un avance formidable en el campo de la neuroinformática y supone un avance muy importante para personas discapacitadas. Tres pacientes que sufren diferentes tipos de tetraplegia -dos con esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y otra con lesión medular- han sido capaces de controlar su ordenador por medio de esos chips implantados en sus cerebros. Gracias a una simple interfaz "cerebro-computadora" pudieron usar el correo electrónico, el chat, poner música, utilizar diferentes aplicaciones de vídeo en streaming, comprar artículos por la red, incluso tocar el piano.
Este trabajo ha sido respaldado por la tecnología de BrainGate, una empresa que se encargó de trabajar en la interfaz. El progreso que puede significar este dispositivo aún está por verse, pero promete ser un gran salto para la computación y la mente.
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