El cine, como medio de comunicación, como forma de entretenimiento y como expresión artística, tiene varias formas de ser analizado: estructuralmente, económicamente, descriptivamente o estéticamente. Esto es independiente de si es cine digital o analógico. También puede ser visto como documento, como reflejo de los tiempos o como simple entretenimiento. El hecho es que, como forma expresiva, puede ser analizado viendo su manifestación estética, que determina su estilo y su belleza subjetiva.
En este sentido, no hay que perder de vista que la misma estética abarca varias definiciones: aquella que se refiere a lo bello, la que se relaciona cono lo sensorial, y la que implica un estilo o identidad. En este blog he comentado sobre los distintos conceptos de estética: la noción de Baumgarten enfocada en la concepción subjetiva de la belleza, como algo resultante de la obra del hombre; la de Kant, enfocada en la sensorialidad y el conocimiento, y sus efectos; y la de los modernistas, basadas en el estilo y la expresión. Esto entre diversas variantes y campos de estudio. Esta diversidad afecta entonces a la definición de una estética cinematográfica.
El primer problema es, en sí, entender el estudio de la obra fílmica. Hay teorías descriptivas, teorías conceptuales, teorías comunicacionales y las llamadas "indígenas", que ven al cine como una obra de arte propia incomparable. Dado que no puede hablarse de una sola teoría sobre el cine, es difícil establecer una sola aproximación estética a la obra cinematográfica. Pero sí es posible, tratando de combinar las diferentes conceptualizaciones antes descritas, tener algunas ideas sobre el cine y su estética. Es lo que voy a exponer en las próximas publicaciones.
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