miércoles, 15 de enero de 2025

Lo estético y lo no estético por Isabel Creed Hungerland (y 3)

Para concluir con las ideas de la filósofa Isabel Creed Hungerland respecto a los atribuciones estéticas y no estéticas de los objetos o creaciones artísticas, aclararemos que ella parte de una concepción estética que liga los aparente con lo subjetivo, y que separa aquellas características que son físicas de las sensoriales. Por ejemplo, no es difícil aceptar que un circulo es rojo, pero es complicado ponerse de acuerdo si ese rojo es chillón o impactante. Por lo tanto, aquellas cualidades que tienden a ser objetivadas son no estéticas, en tanto lo que es propio de la experiencia o de lo subjetividad, son estéticas, pues son las características que apelan al juicio estético. 

No obstante, ella reconoce dos cosas: que esta subdivisión no es ni absoluta ni taxativa, y que realmente no pueden separarse los elementos estéticos de los no estéticos. Solo que ella llama la atención sobre aquello que influye en la percepción particular de toda obra, objeto o creación que pueda ser apreciado estéticamente.  En este sentido afirma que la relación de elementos estéticos y no estéticos no implica suponer que hay dos clases distintas de percepción, sino que los elementos se relacionan con la percepción sensorial y con la semiótica, dando sentido a lo que captamos objetualmente. 

Añade que no hay una relación filosófica o metafísica entre lo estético y lo no estético, sino una combinación que permite a cada individuo una propia interpretación de que capta y entiende. Un zoólogo verá a una cebra de un modo, comprendiendo sus características zoológicas, en tanto un pintor figurativo vera un animal con características de color y forma definidas y a su vez un escultor posmoderno la puede ver como un objeto con patas y cosas informes, en blanco y negro. Lo importante en este caso es que se cumplan tres condiciones: 1) el objeto le debe parecer que es "algo" al observador; 2) el perceptor debe entender que es una cebra; y 3) el objeto percibido debe ser una cebra. Las diferentes interpretaciones ya entran en el campo del juicio estético.

En otras palabras, aquello estético o no estético responde a  la necesidad de comprender aquello que entendemos como obra artística o natural, más allá de su belleza o el gusto, pero admitiendo lo relativo de esas apreciaciones. Isabel Creed Hungerland cierra con esta reflexión:

"¿Quién podría negar que cuando vemos algo debe parecernos algo? ¿Y quién podría suponer que esta admisión de lo evidente implica que lo que verdaderamente (efectivamente, directamente) vemos es "una apariencia", y a partir de ahí, que hay clases especiales de objetos, es decir, las "apariencias", y una forma especial de ver, es decir, el "ver apariencias"?".

Finalmente vemos que las diferencias entre cada individuo no se relacionan con las clases de percepción o de objetos, sino con aquellas suposiciones propias de cada quien respecto a sus formas de entender la realidad.  

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