¡Feliz año nuevo! Hoy comienza el décimo cuarto año de este blog. Para mi, todo un placer, porque escribo a gusto, sin obligaciones y sin interés económico. Este puede ser un año interesante porque numéricamente es muy curioso. Claro, como siempre referido a nuestro calendario occidental, que es una convención más o menos aceptada en todo el mundo pero que ni es absoluta ni tiene mayor fundamento que el de las tradiciones.
Como siempre, para iniciar la temática repito mi definición de ciberestética: es la estética digital que encontramos presente en el ciberespacio; la estética digital es aquella que se refiere a la identificación del conjunto de elementos estilísticos y temáticos que se caracterizan por tener origen en el uso de la herramienta informática y en los programas de computación, y que definen de esta manera la creación de una expresión artística, cultural o comunicacional, ahora complementada con el uso de la inteligencia artificial. Esta noción se aplica a las artes visuales y multimediáticas, así como a la comunicación en general y a otras manifestaciones culturales.
La estética digital se puede encontrar en ambientes multimodales, en espacios reales inmersivos y en formas de realidad virtual, en tanto la ciberestética se aplica a la Web, la internet y el ciberespacio. Este es el tema que inspira a este blog, más muchos otros también relacionados, directa o indirectamente. Así que seguimos con este espacio virtual, que de muchas formas me ayuda en mis quehaceres académicos y en mi vida profesional y espiritual. ¡Feliz 2025!
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