En la publicación anterior me referí al dataísmo, que es el término utilizado para describir una mentalidad, filosofía o incluso religión que emerge con la influencia del "big data", la inteligencia artificial y la internet de las cosas. Vimos que se caracteriza por la creencia de que los datos y la información son la base fundamental de la comprensión del mundo y la organización de la sociedad. Pues bien, aunque no exista formalmente como organización constituida, algunas de las ideas del dataísmo están presentes en el pensamiento de muchos autores, filósofos y críticos.
Si bien la palabra "dataísmo" fue popularizada por el historiador israelí Yuval Noah Harari en su libro de 2015 Homo Deus: Breve historia del mañana, su reciente aplicación puede ubicarse en el pensamiento del físico y autor húngaro, nacido en 1967, Albert-László Barabási, quien lo usó en 2022 para describir un movimiento artístico que pone los datos como el centro de la comprensión de la naturaleza, la sociedad, la tecnología y la esencia humana.
En líneas generales, el dataísmo sugiere que los datos son el motor de la transformación social y que la comprensión de estos datos es crucial para el desarrollo de las comunidades futuras. Esta noción está inspirada por el análisis del "big data" y la expansión de la internet de las cosas, donde los datos se convierten en una herramienta poderosa para la toma de decisiones, la investigación y la innovación.
No obstante, algunos autores consideran que el dataísmo puede llevar a la pérdida de la subjetividad, la experiencia humana y la importancia del análisis crítico, donde la información se convierte en el único criterio de verdad. Más aún, otros críticos ven el dataísmo como una nueva religión, una "religión de la información", donde la información es el bien supremo y la libertad de información es la base de una sociedad justa.
Sin duda existen otras perspectivas, como la que propone que el dataísmo puede ser una forma de posthumanismo, donde la biología y la tecnología se fusionan, y la especie humana se convierte en un sistema de procesamiento de datos. En todo caso no deja de ser una inquietante y novedosa aproximación filosófica a muestra realidad digital actual.
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