Una de las características de las pantallas como interfaces, es que "nos cuentan historias". Según Kevin Roberts, el octavo punto que debe ser tomado en cuenta para la comprensión de la comunicación a través de pantallas es que son las que nos traen los hechos, los sucesos, las imágenes, las historias. De hecho una de las tendencias del periodismo contemporáneo resalta que la noticia tiene que ver cada vez más con contar historias que con simplemente enunciar hechos. La imagen dice más que mil palabras y el cuento también. Por lo tanto la pantalla nos enlaza a esas realidades, unas dentro de otras.
Las historias nos ayudan a dar sentido a nuestro mundo, dice Roberts, realizando conexiones y armando patrones que, gracias a la instantaneidad y a la globalidad, nos dan perspectivas para actuar. Y a ellos responden nuestras emociones. Esto pasa en toda actividad que la pantalla transmite. Deportes, política, shows, novelas, dramas, ciencia, todos son historias. Series televisadas que recuerdan las de hace 50 años siguen teniendo éxito, pero ahora se ven no solo en la TV sino en cualquier dispositivo audiovisual.
De hecho ya se piensa en historias para las pantallas digitales portátiles, y la brevedad del twetter y la inmediatez del instagram van a terminar incitando a la formación programas de pocos minutos de duración que se disfrutarán en cualquier espacio y momento, armando historias que nos afecten rápidamente. Claro, eso también se puede aplicar a las pantallas gigantes de centros comerciales y plazas públicas, por lo que también tendremos interfaces grandes para historias breves. La habilidad para crear, diseñar y producir esas historias y saber cómo y en dónde contarlas, será clave en la comunicación colectiva de los próximos años.
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