Es a través del paratexto que el texto se transforma en libro o en periódico o en revista, y en esas formas se propone a sus lectores, al público en general. El paratexto es la "zona de transición", el lugar de "transacción" del texto, el espacio donde se articula la acción de la lectura. Según Genette no existe, ni ha existido texto sin paratexto.
Igualmente destaca que incluye dos grandes categorías: peritexto y epitexto. Bajo el nombre de peritexto se agrupan todos los escritos incluidos que no son el texto propiamente dicho, como en los libros, el título, las dedicatorias, notas, prólogos, prefacios y subtítulos. Por otra parte, fuera del libro están los escritos epitextuales: resúmenes, entrevistas, cartas, comentarios y críticas que se incluyan. Ahora bien, todo este contenido esta visto desde el punto de vista textual. No se nombran los elementos perceptivos: diseño, diagramación, compaginación, espacios vacíos y superficie entintada, índices, numeración y foliaturas. Tampoco las imágenes como tales.
Sin embargo, se puede extrapolar la idea de paratexto a lo visual, llamándolo paratexto icónico. Esta incorporación hace que ese concepto sea más amplio y complejo (el mismo Genette sugiere esto), y puede asociarse a la idea de interfaz, en su sentido de relaciones, aunque no así en su dimensión estructural. La inclusión de la imagen hace que el paratexto se haga complejo, y si se lleva al campo de lo digital (libros digitales, textos digitales, hipetextos, contenidos web) hay que revisar su alcance. En particular respecto a la imagen. Esto es lo que veremos en la próxima publicación.
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