Carlos Alberto Scolari es un teórico de la comunicación y los medios de comunicación argentino, nacido en 1963, que vive en Europa desde 1990 y es uno de los investigadores de la realidad mediática contemporánea más relevantes. Ya lo he citado aquí en el blog con anterioridad. Uno de sus aportes teóricos fue la creación del término "hipermediaciones", que son los procesos de intercambio, producción y consumo simbólico que se desarrollan en un entorno identificado por una gran cantidad de entes, medios y lenguajes interconectados tecnológicamente como una malla articulada.
En un reciente texto, en el que estudia el actual desarrollo de la inteligencia artificial (IA), analiza esta innovación no desde el punto de vista de los cambios que está generando, sino desde el sistema en que se conforma esta innovación. Muestra como detrás de estos programas se esconde una particular forma de explotación en la que trabajadores especializados dedican horas y días a alimentar las bases de datos que luego los programas de IA usarán como fuente de información para lograr sus resultados.
Esto demuestra que la IA sigue dependiendo de la inteligencia humana. De hecho, Scolari prefiere el término inteligencia no humana en vez de artificial para referirse a este avance tecnológico, para aclarar que la máquina sin el input humano, aún no puede obtener resultados por sí misma. Otro tema es el miedo a que las máquinas dejes sin empleo a los humanos. Él piensa que por ahora esto no sucederá. Pone como ejemplo los sistemas de traducción automática. Éstos no han causado, hasta ahora, un incremento en el desempleo de los profesionales de la traducción; al contrario, algunos profesionales los utilizan para tener una primera conversión rápida antes de ponerse a trabajar y repasar el texto en detalle para captar las sutilezas y lograr las mejores "selecciones contextuales". Otros profesionales de la traducción se niegan a abrir el URL https://translate.google.es/, por ejemplo, porque se mantienen fieles al método tradicional. Pero es innegable que para miles de ciudadanos que viajan por el mundo estos sistemas automatizados han servido para facilitar los intercambios lingüísticos en países no necesariamente remotos. En el ámbito científico, el traductor ha sacado de más de un apuro más de uno, a la hora de acelerar la traducción de un abstract para un congreso. Pero la intervención humana sigue siendo imprescindible en todos estos casos, ya sea en fase de producción (hay que saber hacer buenas preguntas o, expresado de una manera más técnica, generar buenos inputs) como de interpretación (los ouputs textuales que producen las máquinas siempre necesitan ser editados y pulidos). Es decir que la producción y creación por parte de programas de inteligencia no humana pueden ser vistos, todavía, como un apoyo al uso de la inteligencia y humana y sus necesidades. No obstante sigue siendo un tema que está en pañales para su discusión.
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