sábado, 3 de mayo de 2025

El hombre unidimensional de Marcuse

Herbert Marcuse (1898-1979), filósofo y sociólogo germano-estadounidense, fue una de las figuras más notables de la llamada Escuela de Frankfurt. Uno de sus textos más relevantes lo publicó en 1964, ya viviendo en los EE.UU. y habiendo tenido la experiencia de la Alemania Nazi y su manipulación en el campo de la comunicación. Este libro es El hombre unidimensional, en el que realiza una crítica profunda y sombría de la sociedad industrial avanzada, tanto en su vertiente capitalista como en la socialista burocrática. Su concepto central es precisamente el de "hombre unidimensional", que describe un tipo de ser humano y una forma de sociedad donde la capacidad de crítica, la oposición y el pensamiento trascendente se ven radicalmente disminuidos o incluso eliminados.

Acá Marcuse desarrolla diversos temas que de una forma o de otra se relacionan con el poder mediático, el control político, la dominación económica y el manejo psicológico de las masas. Esto conforma lo que él llama la Sociedad Unidimensional.  Para él, la sociedad industrial avanzada ha logrado crear un sistema de dominación "suave" pero totalizante. A través del progreso tecnológico y el aumento del nivel de vida, se genera una falsa sensación de satisfacción y bienestar que integra a los individuos al sistema existente. Las contradicciones sociales y las alternativas revolucionarias se ven así neutralizadas.

En el capitalismo avanzado, a través de la publicidad, los medios de comunicación y la producción en masa, se crean necesidades artificiales que los individuos adoptan como propias. La satisfacción de estas necesidades (consumir bienes, entretenerse, seguir las modas) genera una sensación de felicidad superficial y distrae de las verdaderas necesidades humanas de autonomía, libertad y realización.

Por otra parte, afirma que el lenguaje y el pensamiento se vuelven "unidimensionales", dominados por la lógica de la producción y el consumo. Se pierde la capacidad de pensar críticamente y de imaginar alternativas radicales al sistema existente. El lenguaje se vuelve operacional y técnico, dificultando la expresión de valores y aspiraciones trascendentes. así mismo, las formas de protesta y oposición son absorbidas y neutralizadas por el sistema. La cultura de masas y la tolerancia represiva permiten la expresión de ideas disidentes dentro de ciertos límites, pero estas expresiones a menudo se convierten en mercancías o se diluyen, perdiendo su potencial transformador.

Finalmente, el hombre unidimensional es aquel que ha perdido la capacidad de pensar en términos de "lo que podría ser" más allá de "lo que es". La dimensión de la crítica, la negación y la utopía se atrofia, y los individuos se adaptan pasivamente a un presente que se presenta como la única realidad posible. Para colmo, la tecnología, que podría ser una herramienta para la liberación, se convierte en un instrumento de dominación. La eficiencia y la productividad se erigen como valores supremos, subordinando las necesidades humanas y la calidad de vida a la lógica del sistema. Esta "racionalidad tecnológica" impregna todos los ámbitos de la vida, desde el trabajo hasta el ocio.

Marcuse toma así una visión freudiana y lo aplica a la sociedad de consumo. La liberación controlada y mercantilizada de ciertos deseos (por ejemplo, la sexualidad en la publicidad) crea una ilusión de libertad y gratificación, pero en realidad sirve para integrar aún más a los individuos al sistema y reprimir formas más auténticas de liberación y trascendencia. El hombre unidimensional es el producto de una sociedad industrial avanzada que, a través del consumo, la tecnología y la manipulación de las necesidades, ha logrado crear un consenso generalizado que sofoca la crítica y la búsqueda de alternativas. Los individuos se vuelven funcionales al sistema, perdiendo la conciencia de su propia alienación y la capacidad de imaginar un futuro diferente. Su crítica es una advertencia sobre los peligros de una sociedad tecnológicamente avanzada que sacrifica la libertad y la autonomía en aras de la eficiencia y el consumo.

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