En el campo práctico, se aplica a aquellos dispositivos y sistemas que pueden controlar formas consumo y uso de fuentes energéticas o administrativas. La IA es, en principio, aquel campo científico de la informática que se centra en la creación de programas y mecanismos que muestran comportamientos considerados "inteligentes". En otras palabras, la IA es el concepto según el cual las máquinas piensan como seres humanos. Así se pueden programar computadoras para que puedan responder a necesidades específicas, y además estén en capacidad de resolver, rápidamente, problemas de uso concreto.
Un buen ejemplo de esto es su utilización en el control de la energía y los suministros de consumo. La IA ayudará a modificar el comportamiento de los usuarios, ofreciendo soluciones que optimicen el uso y el gasto, en temas como la electricidad o el clima. También puede regular la cantidad de energía, materiales o componentes se necesitan para la realización de ciertas tareas: desde la cocina hasta el lavado. Asimismo será útil en cuestiones de mantenimiento y prevención, tanto en la casa como en los trabajos, tal como se destaca en lo que se conoce como la "internet de las cosas".
La IA se está programando también para proyección y prospección, de tal manera que colabore con la planificación y perspectiva de distintas obras en campos tan dispares como la alimentación o la geología. Uno de los enfoques más interesantes tiene que ver con la gestión de todo tipo de proyectos, puesto que es capaz de guiar el desarrollo de un plan sobre la base de lo que se le señale como meta. El día a día de la IA está abarcando al menos una decena de aspectos, como veremos en la publicación de mañana.
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