En la publicación de ayer hablé brevemente sobre las teorías del llamado "post-humanismo". Como señalé, este es un campo interdisciplinario que abarca no solo la filosofía, sino también la ciencia, la tecnología, la literatura, el arte y la cultura en general. En este sentido, el post-humanismo se enfoca en explorar las implicaciones de los avances tecnológicos y científicos en la sociedad y en la vida humana en general.
Una de las principales preocupaciones del post-humanismo es el concepto de la singularidad tecnológica, que se refiere a la posibilidad de que la inteligencia artificial o la tecnología se vuelvan tan avanzadas que superen la capacidad humana de comprender y controlar su desarrollo. Según esta visión, la singularidad tecnológica marcaría el comienzo de una nueva era en la que la tecnología y la inteligencia artificial tendrían un papel cada vez más predominante en la sociedad y en la vida humana.
Otra preocupación importante del post-humanismo es la ética de la mejora humana. El post-humanismo sostiene que la tecnología y la biología pueden ser utilizadas para mejorar las capacidades humanas, lo que plantea preguntas éticas sobre quién tiene acceso a estas mejoras y cómo deben ser reguladas y controladas. Así mismo, se preocupa por el impacto de la tecnología y la biología en la identidad y la subjetividad humana. Los avances en la tecnología y la biología pueden alterar la forma en que nos percibimos a nosotros mismos y a los demás, lo que plantea preguntas sobre la autenticidad y la integridad de la experiencia humana.
La posición post-humana reconoce la imperfección y desunión de uno mismo, y entiende el mundo a través de perspectivas heterogéneas mientras busca mantener la dedicación y rigor intelectual a observaciones objetivas. La clave de esta práctica post-humana es la capacidad de cambiar de perspectiva con fluidez y manifestarse a través de diferentes identidades. Estamos en una sociedad "líquida", tal como señaló Zygmunt Bauman.
El teórico post-humano tiene una manera del ver el ser que es siempre emergente en vez de estable. El cambio para el individuo post-humano es permanente. Ya no es un individuo singular, sino uno que puede convertirse o encarnar identidades diferentes y entender el mundo de perspectivas múltiples heterogéneas a partir de sus realidades tecnológicas, sociales, culturales y comunicacionales. En la siguiente publicación, el post-humanismo en el arte.
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