Uno de los códigos más complejos para interpretar en la comunicación visual es justamente el lingüístico, porque la lengua y el lenguaje verbal y oral son diferentes a lo que se crean para la imagen. De hecho la idea de código ya implica una diferenciación entre códigos textuales o verbales y códigos gráficos o visuales. Para esta serie de análisis en relación con la denotación y connotación visual de las imágenes, se entiende como código al sistema de convenciones referidos a la percepción visual (y audiovisual también) que asigna por acuerdo (casual o intencional) reglas de comprensión, asociación y asimilación que permiten la lectura de un mensaje determinado.
Para los componentes lingüísticos que forman parte de un mensaje visual hay que tener una aproximación morfológica y no sintáctica o semántica, puesto de que lo que se trata es de ver el texto como parte de un diseño y de una estructura unitaria gráfica. Los textos en afiches, posters, portadas, vallas, pancartas, pantallas y otros soportes (no libros o textos propiamente dichos) generalmente están constituidos por enunciados simples. Hay un sujeto, persona o cosa que afirma o postula y un predicado que otorga las atribuciones estáticas o dinámicas del sujeto.
Es decir que el contenido en estos casos considerados como factores gráficos es muy directo, más simple que un contenido de literatura, y con énfasis en lo perceptivo y visual. La lectura en estos casos implica una codificación de alta inteligibilidad. Es característico por ejemplo de la publicidad, pero también de la multimedialidad contemporánea. La letra es parte de la imagen.
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