El uso de la letra como elemento gráfico es tan antiguo como el arte en sí mismo. Culturas milenarias como la china y la árabe han considerado el dibujo de la palabra y la letra como una expresión que va más allá del contenido. En el mundo de hoy también sucede un fenómeno similar. La imagen contemporánea asume la letra, la palabra, el texto, como componente de la estructura visual también más allá del contenido. El tema de la tipografía como factor gráfico de diseño es interesante, complejo y extenso, por lo que me limito aquí a señalarlo para no olvidarlo como elemento clave en la composición del mensaje (no sólo en su contenido sino en su percepción).
En el código tipográficos de la imagen registramos los caracteres verdaderamente visuales del texto. Dentro de eso que vemos, está el plano del contenido, es decir el mensaje. Por lo tanto hay dos etapas: percepción y luego comprensión. En el caso de lo que se percibe, el tipo de letra (sus formas diseño, rasgos) sugiere diferentes cosas. Caracteres góticos, unciales o de fantasía "dicen" cosas distintas a los tipos ordenados o regulares sin serifas (de palo seco), o a aquellos con serifas de diferentes condiciones (etruscas, egipcias, romanas). El código tipográfico funciona por la integración de signos icónicos y literarios. No hay que perder de vista que son elementos dotados de valor gráfico además del significativo. El sentido es uno y el impacto visual es otro. Esto va más allá de lo ornamental, puesto que un efectivo mensaje llega cuando su percepción es tan efectiva como su comprensión.
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