Una característica de innovación que Kevin Roberts destaca como cuarta condición de la comunicación Sight, Sound, Motion, es que las pantallas son físicas. En el sentido de que ya no son sólo fondos o sustratos, sino que interactuamos con ellas de manera sensorial: táctil, visual, auditiva e incluso de manera inmersiva.
Vemos el mundo a través de pantallas de todo tipo, y son interfaces que generan una relación física entre el cuerpo humano y el soporte comunicacional. La realidad virtual es un buen ejemplo, así como los juegos en 3D. Tocamos y oímos en una interactividad sorprendente. Más aún cuando estamos conectados a Internet, a cualquier conexión inalámbrica, a través de teléfonos o tabletas. Podemos saber donde estamos al tocar pantallas de información, y más aún, pronto tendremos por ejemplo tiendas donde las compras se hagan por pantallas sin necesidad de tener los productos a mano. Ya hay algunos locales comerciales ejemplos de esto en Japón y Corea del Sur. Hacemos visitas virtuales a museos, paseamos por calles y ciudades vía drones que nos muestran visiones impensadas de nuevas realidades.
La pantalla es tangible, se toca y se ve, pero además hace percibible aquello que es sólo data. La industria de los juegos y del entretenimiento ya está sacando partido a esto, pero también la medicina, el comercio y la educación. Y pronto podremos también tener contacto físico interpersonal a través de las pantallas...
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