Michel de Certeau (1925-1986) fue un historiador francés, interesado por la epistemología, la
mística y la teología. Fue profesor de psicología historia y de antropología, y postuló algunas ideas muy originales sobre el hombre del siglo XX y su sociedad. Sus libros La invención de lo cotidiano I: Artes de hacer y La invención de lo cotidiano I: habitar y cocinar, de 1979, resumen su posición: hay que reconsiderar el papel asignado al consumidor común, sin caer en la reiterada concepción de la "cultura popular" con su noción de pasividad y deficiencia.
¿Qué significa esto? Que contrariamente a las posiciones pasivas de dominación y alienación típicas argumentadas por la sociología crítica (de Foucault o Lacan, por ejemplo), el consumidor recibe los mensajes, las formas de consumo, pero las reinterpreta, se apodera de ellos y las transforma. Ante una producción racionalizada, expansionista y centralizada, ruidosa y espectacular (la de la industria y la cultura masiva), corresponde una contrapartida astuta, silenciosa y casi invisible, que opera no con producción propia, sino con maneras originales de emplear los productos (con la que los usuarios se apropian de ellos). En los dos volúmenes de La invención de lo cotidiano aborda este argumento, desde múltiples puntos. El más interesante es el primero.
En Artes de hacer, De Certeau establece las relaciones entre la escritura, la lectura y el habla y a la vez con el espacio público-mediático, pensado y definido y el practicado y transformado. Se entiende todo acto de consumo como una práctica de lectura (visual, auditiva), y toda producción como un acto de escritura, la nuestra es una sociedad convertida en texto y lectura, agotadoramente lectora de mensajes verbales, de imágenes, de sonidos. Un grueso trabajo para la mirada. Ésta mirada es, sin embargo, todo menos pasiva. El profesor y sociólogo español Noel García señala: "De Certeau entiende la lectura en sus tácticas, sus maneras de atrapar el objeto y hacerlo propio, de combinar, metaforizar y crear paisajes inexistentes. El acto de transformación poética de la lectura es propio de toda práctica de uso y consumo. En el uso de la lengua, de un sistema de signos, una sintaxis y una gramática, de un conjunto de sentidos literales, el habla es acto transformador de sentido, operación propia de creación. La palabra enunciada es la práctica de la lengua, así como el paseo por la ciudad es la práctica del sistema urbano, es el acto de enunciación de la ciudad. La palabra articulada es un lugar practicado". De lo que se trata entonces es de valorar las formas que adquiere la creatividad dispersa, táctica y artesanal de grupos o individuos bajo influencias sociales.
Por otro lado, en el segundo tomo, Habitar y cocinar, se desarrolla la investigación en las maneras de habitar un barrio y el ritual cotidiano de cocinar en casa. Estas también son formas de apropiarse de aquellos productos que parecieran orientados sólo al consumo primario. En resumen, De Certeau dice: "La palabra enunciada es la práctica de la lengua, así como el paseo por la ciudad es la práctica del sistema urbano, es el acto de enunciación de la ciudad. La palabra articulada es un lugar practicado". El análisis implica entender los procesos de apropiación y la voluntad de retorno a las prácticas propias de cada grupo social, o sea, el arte de hacer.
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