Recientes estudios, que han analizado el uso de dispositivos móviles, han demostrado una nueva forma de comportamiento reactivo (y de negocios) que se ha denominado "economía de atención". Sabemos que en cualquier lugar, la casa, bares, restaurantes, autos, tiendas y mientras caminan por la calle, las personas están absorbidas por unas pequeñas pantallas que sostienen entre las manos. Es la adicción al celular. Según las empresas proveedoras de servicios, la gente consulta el móvil unas 150 veces al día. Apple dice que son desbloqueados los iPhone unas 80 veces. Y si es un Android, el número aumenta hasta 110. Los smartphones han cambiado la manera en que se usa nuestro tiempo libre. Muchos piensan que se ha conformado una lucha casi personal con el teléfono. Aún limitando el número de horas que lo usamos, quitándole el sonido, reduciendo el brillo de la pantalla, perdemos la batalla. Pero el celular parece tener un poder casi hipnótico sobre la gente. Y esto deriva en un nuevo potencial económico.
La explosión de las redes sociales ha hecho posible que sepamos en tiempo real lo que hace la gente en cada momento. Por eso el FOMO (miedo a perderse algo, del inglés, Fear Of Missing Out) es el trastorno "de moda": nos atormenta el pensar que nos estemos perdiendo algo interesante constantemente. Eso trae como consecuencia lo que se llama "la economía de la atención". Obtener la atención de los usuarios es un negocio. Algunos empresarios pagan mucho dinero para mantener nuestra mente ocupada con aplicaciones y juegos. Según un reciente artículo de la BBC, hace unos años algunas firmas tecnológicas buscaban un nuevo modelo de negocio; ahí se dieron cuenta de que tenían que captar la atención de la gente. Fue un gran cambio en la economía digital, cuando algunas de las más importantes empresas se decantaron por ese modelo: tener siempre al público cautivado.
Una cosa interesante es que muchas compañías se percataron de que existía ese recurso natural a su alrededor: la atención de la gente; si les das cosas gratis, puedes captar su atención y después vender más. Eso se convirtió en un modelo de negocio. Lo importante ahora es maximizar el número de clics y el tiempo de engagement (la interacción de los usuarios). Hoy día, todo consiste en hacer que la gente quiera cosas y en lidiar con el hecho de que tenemos una capacidad de atención limitada. Quien se adentre en la mente de la gente gana y los demás pierden. Aún es muy pronto para saber las consecuencias y resultados de esta economía de la atención, pero sin duda, parece que hay algo nuevo sobre lo que, justamente, debemos prestar atención.
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