lunes, 24 de septiembre de 2018

Los Kwakiutl y los People

La antropóloga estadounidense Margaret Mead (1901-1978) propuso, sobre la base de ciertas denominaciones de tribus indígenas norteamericanas, una división de rasgos y estilos que podían definir a la juventud de los EE.UU. de la posguerra en dos grupos: los Kwakiutl y los People. Esta segmentación, un poco sesgada pero interesante, puede aplicarse aún hoy a ciertos grupos sociales.  

El nombre Kwakiutl proviene de una tribu amerindia del Canadá, conocida por su tradición del potlatch, una forma de festín ceremonial para el que se utiliza carne de foca o salmón en el que se observan relaciones jerárquicas entre los grupos, que se refuerzan mediante el intercambio de regalos y otras ceremonias. Mead habla de un estilo Kwakiutl para identificar aquellos grupos juveniles que son competitivos, antagonísticos, violentos y consumidores, que despilfarran a la manera del rito potlatch. 

Por su parte, los People, que es "pueblo", son más bien afables y gentiles, pacifistas, que se contentan con poco. Este grupo se identifica con la tendencia hippie, que si bien queda definida en la década de 1960, abarca hasta algunas de las tribus urbanas de hoy. El hippismo no ha muerto.

Los dos grupos juveniles viven en una confrontación sutil, definida por la oposición entre una cultura consumista y una naturalista. Es la contraposición entre el gasto, el consumo, la competitividad y la violencia versus el pacifismo, la laxitud, el conformismo y la sumisión. Paz y amor contra fuerza y control. Lo curioso es que ambos grupos se consideran rebeldes y parte de la contra cultura. Un caso particular es el de los llamados Nerds y los Hackers, que oscilan entre la rebelión y la integración. 

Finalmente, Margaret Mead destaca que la contradicción entre esas formas de vida se resuelve en forma de coexistencia funcional. En ambos casos se trata de un pose -no adaptarse-, sólo que al final todos terminan adaptados. En la actualidad tenemos el caso de los hipsters, que también son inadaptados, y que, sin quererlo, también resultan incorporados al sistema.  


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