Hemos definido como grotesco todo aquello que se nos presenta de forma vulgar, ridícula o extravagante, de mal gusto o groseramente. Pareciera que es un término claro, de uso común y fácil de aplicar. Lo curioso es que es una palabra cargada de significados subjetivos, parciales, porque como todo aquello relacionado con la sensorialidad, los patrones son siempre borrosos. Lo grotesco suele estar ligado a lo feo, pero ya hemos visto que lo que es feo para alguien puede ser bello para otro. En nuestra cultura occidental contemporánea parece que todos sabemos cuándo algo es grotesco, pero no está tan claro lo que eso, que es "grotesco", nos quiere transmitir. Particularmente en el caso de las artes.
Ahora bien, esta idea de lo grotesco no es clásica ni universal. Es un concepto surgido en el Renacimiento europeo tardío, y en su momento tampoco fue absolutamente cuestionado. Solo cuando ciertos patrones estéticos se fueron consolidando, tras el Barroco, es que se hizo patente lo que se consideraba grotesco. Se patentizó en la pintura, en la escultura e incluso en el teatro. Durante el Romanticismo se produjo un fenómeno de contraposición, y se crearon obras que combinaban "lo bello" con "lo feo". En ciertas obras de teatro se dio una combinación que mezclaba lo sublime con lo ridículo, lo deforme con lo hermoso. Esto viene del concepto cultural de que el ser humano, para vivir en sociedad, se cubre de una máscara tras la cual oculta su verdadera naturaleza, pero que al final aflora con dramatismo. En el teatro, lo grotesco está dado por la presencia simultánea de lo cómico y lo trágico, que hace que el espectador se sienta afectado y reconozca ese fenómeno de verdad oculta y descubierta. Algunas óperas musicales del siglo XVIII y del XIX son particularmente notables en este sentido (se puede destacar, por ejemplo, la ópera Pagliacci, "Payasos", con música y libreto en italiano del compositor Ruggero Leoncavallo, estrenada en 1892). Es decir, lo grotesco también puede ser considerado una forma importante de expresión artística.Lo que encontramos entonces es la presencia de algo fantástico, dramático, extraño, irreal, e incluso paródico. En ciertas imágenes vemos un efecto monstruoso producido por aquello que nos es antinatural. Los ambientes pueden ligarse al horror, a la tragedia y a la fantasía, sin perder de vista que suele haber un componente satírico asociado a la crítica o al contraste. Y este es un valor importante de aquello grotesco intencional. El lado siniestro, híbrido y horrendo, cómico y trágico a la vez, se muestra como una verdad con se estética propia, a pesar del rechazo que pueda producir. Sin embargo, es interesante comprobar que el concepto de "lo grotesco" es casi exclusivamente occidental y relativo, y que en la mayoría de las culturas tradicionales del globo, no había existido, como veremos en la siguiente publicación.
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