El filósofo mexicano, Adolfo Sánchez Vázquez (1915-2011), en Invitación a la estética, de 1992, propone el estudio de lo que se entiende como "Forma Excedente", para definir una teoría que explique el porqué de las expresiones estéticas en nuestros productos funcionales y culturales. La Teoría de la forma excedente dice que toda creación humana, además de servir a las necesidades para las que son realizadas, están dotadas de formas y manifestaciones adicionales que superan la misma utilidad del producto, para, de alguna manera, identificarse con todo aquello que es espiritual.
Esta teoría sigue siendo válida hoy, descontando que hay expresiones artísticas sin función práctica, pero considerando la gran cantidad de objetos, bienes y productos que muestran una forma más allá de lo funcional. Claro, hay que partir del origen: es seguro que hubo una estrecha relación, en las culturas ancestrales, entre las formas estéticas y ornamentales y el universo mágico-religioso. Parece difícil explicarse el nacimiento de lo bello en la prehistoria sin apelar a lo sagrado, a lo simbólico. Las formas bellas no solo se proponen actuar sobre lo perceptivo sino también sobre lo real y lo irreal, buscando una influencia sobre el curso normal de la naturaleza. Esto se va a ir transformando y ampliando con el tiempo. Dice Sánchez Vázquez:
"La relación estética surge y se desarrolla en el seno de la actividad práctico-utilitaria, en el proceso de producción de objetos que satisfacen necesidades vitales. Sólo en un proceso histórico que se afirma propiamente en el Renacimiento y culmina en nuestra época, se busca producir objetos que funcionen estéticamente de un modo exclusivo o dominante. En las revoluciones artísticas de nuestro siglo se persigue aislar lo estético de todo servicio, y darle una autonomía absoluta. Pero se trata de una aspiración imposible de cumplir... No hay una relación estética "pura", incontaminada; lo estético siempre se halla "contaminado" por cierta significación. La relación estética no exige la disociación de forma y significado para que dicha relación se dé propiamente como tal".
Hemos ampliado la significación estética de lo mágico y sagrado a lo simbólico y cultural, porque hoy en día el consumo ha transformado al arte y al diseño, a la industria y al objeto, de tal forma que lo estético tiene una implicación atávica pero diferente. Se ha pasado de aquello que relacionaba mayor belleza con mayor eficacia mágica, a aquello que relaciona mayor belleza con mayor valor simbólico social. La forma excedente se sigue presentando como aquello añadido a la funcionalidad con fines no utilitarios. Eso sin abordar el tema del arte como mercancía, que amerita otras aproximaciones teóricas.
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