Esto fue compuesto por un practicante budista Zen chino del siglo IX de nuestra era, un "caballero campesino" llamado P'ang Yu, para explicar qué hacía con su tiempo:
"La actividad cotidiana no es otra cosa que la armonía interior.
Cuando cada cosa que hago la hago sin tomar o rechazar,
No hay contradicción en ninguna parte.
¿Para quién es la majestad de las ropas rojas y púrpura?
La cúspide del ser interior nunca ha sido manchada por el polvo del mundo.
El poder sobrenatural y la capacidad de realizar milagros
Están en el acarrear agua y juntar leña".
Cuando cada cosa que hago la hago sin tomar o rechazar,
No hay contradicción en ninguna parte.
¿Para quién es la majestad de las ropas rojas y púrpura?
La cúspide del ser interior nunca ha sido manchada por el polvo del mundo.
El poder sobrenatural y la capacidad de realizar milagros
Están en el acarrear agua y juntar leña".
El poema está recogido en el texto "Las cuatro nobles verdades de Buda", escrito por Roberto Curto, y muestra que a veces la búsqueda del universo está en las pequeñas y sencillas cosas.
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