En la publicación anterior hablé sobre la omnicanalidad, que es un término muy ligado al mercadeo. Es interesante que hay otras nociones similares, pero sutilmente diferentes, como multimedialidad y transmedialidad. Ya en el blog he tratado ambos temas. Pero hay otra noción, también ligada al mercadeo, que es la multicanalidad, que también es de uso particular. En una comunicación multicanal (en inglés "multichannel"), el usuario se enfrenta a una experiencia de contacto fragmentada, con diferentes "cortes" cuando pasa de un canal a otro. Esto se aplica especialmente a los canales de venta.
En el caso del mercadeo y la venta, la omnicanalidad presenta una experiencia totalmente diferente. En esta situación el cliente se relaciona de modo "natural" a través de los diferentes canales con los que cuenta la marca, a cualquier hora del día y cualquier día de la semana. La multicanalidad se asocia así a los medios tradicionales, televisión, radio, cine, prensa, en tanto lo omnicanal es una combinación dinámica de distintos medios.
Es lo que sucede con la comunicación multimedia, que no es una suma de medios sino una confluencia activa de canal y formas mediáticas. La omnicanalidad persigue una unidad entre los diferentes canales con los que trabaja una empresa. No basta con contar con diferentes plataformas de contacto con los clientes, los diferentes canales deben de actuar de una manera integrada y coherente. De alguna forma la relación multicanal también busca eso, pero con una dinámica diferente y menos interactiva. A diferencia de la estrategia multicanal, la estrategia omnicanal entiende la compra como un proceso en el que participan varios canales. No obstante, como sucede en todos los campos de la comunicación, una forma no elimina a otra: son nuevas maneras de usar los recursos que la tecnología va permitiendo.
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