En su libro de 1966, Arte y entropía, hacia una psicología del arte, el psicólogo y filósofo alemán Rudolf Arnheim (1904-2007), afirmó:
"El arte se ha vuelto incomprensible. Probablemente no hay hecho que distinga mejor el arte de hoy del de cualquier época y lugar. El arte siempre se ha utilizado como medio para interpretar la naturaleza del mundo para los ojos y oídos humanos, y como tal ha sido concebido; pero ahora los objetos artísticos parecen contarse entre las más desconcertantes realizaciones que el hombre haya llevado a cabo. Ahora son ellos los que necesitan de una explicación".
Esta reflexión, que tiene casi sesenta años de ser formulada, sigue aún siendo válida. El arte contemporáneo, incluyendo el ciberarte y muchas de las formas artísticas del siglo XXI, está alejado de aquella concepción interpretativa de la naturaleza, para ser una forma de expresión que va más allá de las percepciones usuales de nuestros sentidos, apelando a niveles de razonamiento complejos y a veces inaccesibles. ¿Es esto negativo o positivo? En el campo de la apreciación del arte, esto es realmente incontestable...
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