En la publicación de ayer hablé sobre la idea de "ciberguerra", un combate que puede producirse en la Web, vía internet, contra los sistemas de administración e información de los países, por grupos considerados enemigos de cualquier nación. Paralela a esa guerra cibernética, existe también un llamado "ciberterrorismo". Este es un modelo de agresión en menor escala y más focalizado, y por su forma de hacerse, más difícil de prevenir y rechazar. Los ciberterroristas pueden atacar de manera inesperada y con relativa facilidad.
Cabe preguntarse, ¿quién puede ser un ciberterrorista? Podría ser un joven de 15 años en cualquier parte del mundo que, como hobby, decide hackear un sistema crítico porque encontró una falla en el mecanismo de seguridad. O un fanático religioso, o un activista político, o un resentido contra el stablishment. En realidad cualquier individuo que entre ilegalmente a un sitio de internet, utilice una clave electrónica sin estar autorizado, o inclusive aquel que no proteja su computadora contra el hackeo, teniendo información importante, podría ser considerado como ciberterrorista. Esto hace complicado para los gobiernos su defensa. Como un gobierno no puede entrar en conflicto con cada potencial "ciberterrorista", se ha propuesto llegar a algún tipo de pacto internacional mediante el cual cada computadora personal debería estar protegida y actualizada con todos los antivirus, de lo contrario "sería eliminada". Pero naturalmente esto atenta contra las leyes de los diferentes países, y genera conflictos con la libertad y la independencia individual.
Se sabe que han sucedido ataques cibernéticos en los últimos años. Más aún, han proliferado los informes de supuestos ciberataques que penetraron objetivos militares, industriales, de inteligencia y de seguridad, entre muchos otros, procedentes de y en contra de varios países, de los que no se tiene certeza y que no se conoce de sus consecuencias. Lo que sí no se duda es que aunque la ciberguerra puede no haber empezado, el campo de batalla parece estar minado. Y los ciberterroristas son los más peligrosos combatientes.
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