El "Geist" en Hegel según John Durham Peters
En su libro de 1999, Hablar al aire: una historia de la idea de comunicación (editado en 2014 por el Fondo de Cultura Económica de México), el comunicólogo estadounidense John Durham Peters aborda una de las ideas del filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831) que es clave para entender su pensamiento, y que se conecta con una de las nociones contemporáneas de la comunicación: el Geist, o Espíritu. Ya en otras publicaciones he referido a Hegel, pero aquí transcribo un párrafo del libro de Peters en el que hace un intesante análisis de las posiciones del sabio germano, a la luz de una visión contemporánea. En la página 154 leemos:
Puesto que no hay subjetividad significativa que no esté reconciliada con sus condiciones objetivas, el Geist o Espíritu tiene a la par una forma material y espiritual. Pero no hay nada de fantasmal acerca del Geist. Hegel lo sitúa claramente en las formas culturales. Los logros más altos del Espíritu -la ley, el Estado, el arte, la poesía, la religión y la filosofía- existen en formas materiales (en los textos, las ciudades, las comunidades, la piedra, la pintura, el lenguaje, etc.); pero no existen como Espíritu sin que se reconozca que tienen un significado que trasciende su encarnación. El reconocimiento siempre implica interpretación. Por ejemplo, un animal puede ver una escultura como un pedazo de piedra útil para su cobijo u otros fines, pero no puede reconocerla como "escultura", como un objeto que goza de un prestigio y significado que no se agota en sus usos animales. y que pertenece a una determinada comunidad o momento de la historia de la especie humana. Reconocerla como una obra de arte o expresión humana es ser miembro de un mundo en el que la escultura tiene un sentido, y ser capaz de participación inteligente.
El Geist, entonces, consiste tanto en las inscripciones materiales de la cultura como en la comunidad encarnada de intérpretes. Las obras de arte o filosofía tienen una diensión interna subjetiva, tal como los intérpretes humanos tienen un carácter objetivo.
Si bien el libro de Peters abarca también otras posiciones filosóficas, este análisis hegeliano aclara mucho lo que él va a considerar como un antecedente a la idea de comunicación actual: el espíritu de lo que se comunica.
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